Marcus Garvey y la oportunidad perdida del presidente Obama

Marcus Garvey en el año 1924. FOTOGRAFÍA: Dominio Público a través de Librería del Congreso.

Por Geoffrey Philp

El presidente Barack Obama emitió 212 indultos presidenciales y 1715 conmutacion de pena durante su ejercicio, pero se negó a firmar un indulto presidencial al Muy Honorable Marcus Mosiah Garvey, héroe nacional de Jamaica (1887-1940). Esto a pesar de las peticiones del Congressional Black Caucus (Grupo de Legisladores Negros), entre las cuales se incluían a los ancianos del movimiento de derechos civiles, como los representantes John Conyers, John Lewis y Charles Rangel, así como también los antiguos y primeros ministros de Jamaica, el hijo de Garvey, el doctor Julius Garvey, y miles de activistas provenientes de todo el mundo.

Condenado erróneamente por cargos de fraude postal en 1923, Marcus Garvey cumplió su condena durante dos años y medio en la Penitenciaría Federal de Atlanta antes de que el presidente Calvin Coolidge conmutara su sentencia en 1927. Después de varios intentos de conseguir el indulto presidencial (el primero fue iniciado por el propio Garvey), la elección del presidente Obama alentó las esperanzas de que finalmente se limpiaría el buen nombre de Garvey.

En Dreams from my Father  (Los sueños de mi padre), el entonces candidato a senador Barack Obama expresó su conocimiento sobre el prestigio de Garvey entre la comunidad panafricana cuando citó una de las frases favoritas de Garvey: «Rise up, ye mighty race!» (¡Levántate, raza poderosa!). Esto fue interpretado por muchos simpatizantes de Garvey como una señal de que Obama cambiaría la política estadounidense sobre Garvey y otros muchos líderes de la comunidad negra, cuyas acciones fueron criminalizadas por la Oficina Federal de Investigación (predecesora del FBI) y por el Departamento de Justicia.

También hubo otras señales de que el president Obama, que cita la afirmación de Martin Luther King: «el arco del universo moral es amplio, pero se dobla hacia la justicia», creía en los valores por los que Garvey y King sacrificaron sus vidas. ed their lives. Durante su mandato, como Ta-Neishi señala, a menudo, el presidente Obama daba lecciones a la comunidad negra sobre la necesidad de la educación y de la adherencia a los valores del trabajo duro y la confianza en uno mismo. Y, ¿quién encarnaba mejor esos ideales que Marcus Garvey?

Garvey llegó a Estados Unidos como un inmigrante pobre en el año 1916 y acabó cambiando la forma en que los negros se concebían.  Según el Black Business Network, «en el año 1917, Garvey y otros 13 miembros fundaron la UNIA (Asociación Universal de Desarrollo Negro), que en el año 1921 tenía ya más de ocho millones de miembros de todo el mundo. Fundó el periódico The Negro World (El Mundo Negro), que llegó a alcanzar la cifra máxima 500 000 con una circulación semanal; Black Star Line, una compañía naviera fundada con un capital de inversión de diez millones de dólares; Negro Factories Corporation, que generaba ingresos y proporcionaba trabajo a través de sus numerosas empresas, entre las que había una cadena de tiendas de alimentos y restaurantes, una lavandería, una tienda de sastrería, una tienda de confección de ropa, una tienda de sombreros, una empresa editorial y una fábrica de muñecas. Solamente en la Ciudad de Nueva York, Garvey poseía varios edificios, una flota de camiones y proporcionaba empleo a más de 1 000 trabajadores negros». Marcus Garvey, «el angel negro del éxito», ofrecía un esquema probado para la reivindicación de los africanos en casa y el extranjero.

Como alguien que se precia de sus credenciales de profesor, el presidente Obama perdió la oportunidad de comprometerse con los estadounidenses en un debate honesto sobre la raza y eliminar a los héroes negros de nuestra memoria colectiva. Justin Hansford, abogado de la familia Garvey, lo denominó un «momento pegagógicamente aprovechable», donde Obama podría haber mostrado cómo los logros de Garvey llevaron a la comunidad negra a salir de la pobreza y los puso de la parte de la autoconfianza y el espíritu emprendedor. El presidente Obama, como el líder político de facto entre la comunidad panafricana, podría haber ofrecido una visión basada en el trabajo de Garvey (un fundamento filosófico), que podría haber servido de muro de contención ante el predecible ataque del gobierno a los derechos humanos y civiles.

El presidente Obama eligió el silencio, así que solo nos hemos quedado con preguntas. ¿Ignoró el presidente Obama, que retrató en Dreams a Garvey como un mero nacionalista, la carta del doctor Julius Garvey donde le sugería una mayor comprensión del trabajo de su padre como líder panafricano? ¿tTenía miedo el presidente de que si perdonaba a Garvey se podría percibir como la aceptación de Estados Unidos negro y, por ende, un Estados Unidos privado de derechos, sin tener en cuenta la raza o la religión? ¿Tenía miedo el presidente Obama de que su legado podría verse mancillado por la percepción de radicalismo? Nunca lo sabremos.

Sin embargo, una cosa es segura: a pesar de todos sus meritorios e importantes logros, que el presidente Obama no haya seguido aquello que claramente era una elección moral no se olvidará nunca mientras la memoria de Markus Garvey siga viva.

Geoffrey Philp es el autor de Garvey’s Ghost (El fantasma de Garvey). Su trabajo está presente en casi cualquier antología de literatura caribeña.  Actualmente está trabajando en la colección de poemas Letter from Markus Garvey (Una carta de Markus Garvey). Geoffrey vive en Miami y enseña inglés en el InterAmerican Campus del Miami Dade College.

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