Cada día se conocen más denuncias por apropiación cultural, sobre todo en el ámbito de la música. Por una parte están los grupos portadores de una cultura y sus productos, personas que suelen ser escindidas de los círculos de poder y comercialización. Por la otra, están quienes gozan de ciertos privilegios, que son a quienes se les permite reproducir y también beneficiarse de los productos culturales concebidos y armados por el primer grupo.
También surgen interrogantes que hacen la discusión más compleja, como quiénes tienen derecho a usar de manera legítima los productos culturales, y si la apropiación tendría lugar entre personas pertenecientes a grupos oprimidos, cada uno por situaciones diferentes.
El más reciente caso de debate sobre apropiación cultural en América Latina se dio en torno al trabajo de la argentina Romina Bernardo, quien bajo el pseudónimo «Chocolate Remix» lleva varios años cantando, produciendo y componiendo reguetón. Para ello se identifica como lesbofeminista, según una entrevista que ofreciera en julio del 2017.
Durante su más reciente gira por Europa, La Mutinerie, el sitio en París donde se presentaría, canceló el concierto programado para el día 26 de abril a raíz de la denuncia de apropiación cultural que hiciera un grupo de activistas afrofranceses.
Ante la denuncia sobrevino la respuesta de Bernardo, en la que se cuestionaba la legitimidad de las activistas cuirs trans francesas para hablar de apropiación cultural, dada su nacionalidad francesa. El debate tuvo otras evoluciones que incluyen reacciones de uno y otro lado, incluyendo los nuevos comentarios de parte de Bernardo.
Sin embargo, a pesar de las respuestas más recientes, el debate y sus reacciones dejan su huella en línea con numerosas reflexiones alrededor de los distintos privilegios y opresiones que se cruzan. La discusión, que suele tener lugar en pocos espacios, va más allá del incidente que tuvo lugar en Francia y abre numerosas preguntas y conversaciones necesarias.
De interés, por ejemplo, es la respuesta a la primera reacción de Bernardo frente a las activistas cuirs trans francesas:
Nos silenciaron al decir que estábamos hablando por personas latinas negras y que nosotros, la gente negra cuir y la gente trans eran más privilegiados que ellxs porque somos franceses». Lo cual es una prueba evidente de que no tienen idea de qué es la apropiación cultural, el colorismo, el racismo y la negrofobia y cómo funciona. ¿Cómo puede una mujer negra o una persona trans ser privilegiada entre cualquier persona en este planeta sobre una base racial?
En lugar del concierto se realizó un debate, sobre el mismo escenario donde habría tenido lugar la presentación de Bernardo. La cantante participó también junto con la reconocida rapera cubana Odaymar Pasa Kruda, integrante de Krudxs Cubensi, que intervino vía telefónica.
Bernardo se expresó así un día después del suceso en su muro público en Facebook:
Celebro que las voces de personas negras se [hagan] oír y apoyo definitivamente la lucha antiracista, lo que lamento en profundidad es que aún no se oiga la voz de personas latinas migrantes, también racializadas, que acaba quedando silenciada entre medio del desconocimiento de realidades y subordinada a una lectura que parece plantear un orden jerárquico de opresiones sin tener en cuenta la transversalidad de las mismas. El resultado: dos grupos oprimidos enfrentados desvalorizando sus luchas mutuamente en un espacio blanco francés.
Esta respuesta dio lugar a debates y reflexiones compartidas en redes, a las que luego la cantante dio una nueva respuesta que contiene elementos que aún se le critican, pero que reconocen en parte las omisiones de sus participaciones anteriores tanto en redes como en el escenario.
No obstante, el debate había comenzado ya una intensa discusión en las redes sociales marcada, según Pasa Kruda, por la violencia:
Durante el debate físico exigido por Romina y sus aduladoras, así como también en los comentarios escritos en los foros en línea se ha desenmascarado el facismo rampante que se arrastra en la comunidad blanca y blanco mestiza latina aún siendo cuir, aún siendo lesbianas, aún siendo emigrantes, aún siendo feministas. Seguimos esperando la declaración de Romina mientras sus fanes nos ofenden con los más dolorosos insultos y ataques racistas.
«Del rock, al jazz, del jazz al tango, y del tango al flamenco»: La apropiación en un contexto amplio
Por su parte, el periodista y rapero Fabian Villegas, en el artículo «Chocolate Remix: Reggaeton, apropiación cultural y extractivismo estético«, aborda cómo otros géneros musicales han pasado de los grupos portadores a ser cultivados por personas blancas.
Los procesos de apropiación cultural son tan viejos como los primeros espirales de producción, circulación y mediatización cultural. Para decirlo a cabalidad no hay posibilidad de que pensemos industria cultural al margen de procesos históricos de apropiación cultural y extractivismo estético. Del rock, al jazz, del jazz al tango, y del tango al flamenco, todos estos, solo por mencionar algunos ejemplos, se han erigido sobre estructuras y prácticas de apropiación, robo, despojo, “desahucio”, invisibilidad de los grupos racializados y de su propia producción y experiencia cultural.
Villgas explica también aspectos más complejos:
Lo conflictivo también está en que por tu privilegio racial, termines no solo por apropiarte de esa práctica cultural, sino que tu privilegio racial te otorgue la capacidad de resignificar, estetizar, sofisticar y ampliar la incidencia de esa práctica cultural. Y no conforme con eso, estés consciente que es por tu condición de blanco que esas prácticas culturales empiezan a ser asimiladas y aceptadas en el mainstream y en la industria cultural. Atrás de ti había una fila inmensa de músicas y músicos talentosos, pero la industria y el significante colonial los silenció, invisibilizó o relegó al anonimato, porque tu blanquitud hace cómoda, fresca, y cool esa práctica cultural…
La escritora Yolanda Arroyo Pizarro, una de las voces más reconocidas de Puerto Rico, participó en el debate con un poema ¡Soñé!: Versos contra la apropiación cultural de lo Afro, publicado en Afroféminas:
Soñé que en honor al feminismo
y al antirracismo
y al colorismo
quiso honrar el dolor ajeno
y evitar el vejamen discriminatorio
sobre nuestras cuerpas negras
no hacerlo es ser partícipe aún del patriarcado
de la heteronorma
del machismo
del bullying
de continuar pisoteando a otras y otros
Desde Francia, Denise Alamillo y Emilie Mourgues en El barrio antiguo analizan con detenimiento los argumentos vertidos por Bernardo a la sazón.
En el debate en facebook a Romina se le hicieron varios señalamientos sobre su trabajo, el título de su proyecto artístico “Chocolate remix”, el uso de la frase “Me gustan las Negras” en una canción/video en el que sale una mujer afrolatina exotizada y sexualizada. A esto la artista respondió que no se estaba refiriendo a ‘Las Negras afrodescendientes’ sino que en su país ‘así se les dice a las personas mestizas que son pobres, de clase social baja. Con este argumento me parece se abrió la caja de Pandora y quedó al descubierto el extremo racismo estructural que se encuentra enraizado en la cultura Argentina, en donde se ha normalizado y pareciera ser evidente que Negrx en Argentina es un insulto peyorativo que hay que queerizar y reapropiarselo (hasta siendo blanqux) con orgullo sin siquiera hacer conciencia de lo que se está diciendo, cómo y a quiénes.
En su respuesta más reciente, Bernardo, si bien reconoce que cambiará la letra de la canción «Como me gustan a mí», duramente criticada en el debate por parte de activistas afrofeministas, confirma que continuará usando su alias, muy a pesar de que este también fuera blanco de cuestionamientos.
El blog de la autora de este post reprodujo la carta que escribiera el colectivo Ile-Iwe/La Escuela: «¡No más Chocolate Remix! ¡El Feminismo Negro importa!» como respuesta a la carta de Bernardo, aunque no se centrara solo en ella. La misma está firmada por activistas afrodescendientes de diversos países y con variada identidad de género y orientaciones sexuales y personas aliadas:
Romina Bernardo parece no comprender el insistente cuestionamiento de su nombre “Chocolate”, cuando justifica y confirma, diez días después del debate inicial, su intención en continuar utilizándolo. Queremos volver a insistir en que ese alias estigmatiza, cosifica, fetichiza, re-traumatiza y oprime a las personas negras en general, no importa en qué lugar del planeta.