Kazajistán silencia el megáfono de Sinkiang

Serikzhan Bilash (Eurasianet)

Esta es una historia de Eurasianet que Global Voices reproduce gracias a un acuerdo de cooperación. Nota del editor: Desde que se publicó esta historia, Bilash ya no está en la cárcel y cumple arresto demiciliario. 

Los servicios de seguridad de Kazajistán han clavado su mirada de acero en Serikzhan Bilash, activista dedicado a la situación que se vive en Sinkiang, mucho antes de su sorpresivo arresto el domingo 10 de marzo.

Cuando un corresponsal de Eurasianet conoció a Bilash en julio de 2018, fiscales de natal Almaty le acababan de entregar una advertencia formal para que se abstuviera de participar en una manifestación convocada por una figura opositora que vive en el exterior.

Bilash, carismático orador público con muchos seguidores entre los repatriados kazajos (beneficiarios de un iniciativa gubernamental para traer a personas de etnia kazaja de vuelta a casa) estaba perplejo.

“Apenas sé quién es este hombre y su grupo», dijo, refiriéndose a Mukhtar Ablyazov, el opositor más importante del veterano presidente Nursultan Nazarbayev.

“Tengo un problema: ese problema se llama Sinkiang”.

El énfasis de Bilash sobre los supuestos abusos de derechos perpetrados por las autoridades chinas contra la comunidad de etnia kazaja en la provincia occidental de Sinkiang ha sido incansable, vehemente y resuelto.

Su activismo le complicó la vida al Gobierno en Astaná, que se niega plenamente a considerar cualquier cosa que pueda alterar a sus aliados en Pekín. Kazajistán ha respondido con muda aprensión a los cada vez más relatos sobre cómo el Gobierno chino ha encarcelado, como parte de una campaña con fuerte carga antiextremista, a cientos de miles de personas de la población musulmana de Sinkiang, entre los que hay uigures, kazajos y kirguisos, en los que se conocen como campos de reeducación. Para evitar las críticas, Astaná hizo hincapié en priorizar la «confianza mutua, el buen comportamiento de vecinos y el respeto”.

La dramática detención de Bilash puede haber tenido como objetivo mantener esas relaciones cordiales. Pasada la medianoche del 10 de marzo, agentes gubernamentales apresaron al activista en su habitación de hotel en Almaty, donde se encontraba como una medida de seguridad temporal. Luego, lo subieron a un avión y recorrieron mil kilómetros al norte a Astaná. Una vez allí, le informaron que lo acusaban de incitar el odio étnico.

La advertencia recibida el año pasado fue una de varias emitidas por las autoridades asustadas por la creciente popularidad de un jugador político independiente.

Policías vestidos de civil hicieron visitas frecuentes a las oficinas de Ata-Jurt, organización no registrada de Bilash. El grupo ha estado atareado con la organización de conferencias de prensa y la presentación de testimonios grabados de personas que alegan preocupantes excesos por parte de las fuerzas gubernamentales en Sinkiang.

«Ese es nuestro amigo», declaró Bilash sonriente al corresponsal de Eurasianet que participó en una activdad en las oficinas en enero, señalando a un policía serio que estaba cerca.

«Estamos felices de que nos permita llevar a cabo nuestro trabajo», agregó Bilash..

El 10 de marzo, ese mismo policía serio, que manifestó que su nombre era Baurzhan, observó mientras los oficiales sacaban computadoras y cámaras en bolsas de plástico de la oficina de Ata-Jurt antes de clausurar las instalaciones. Varios voluntarios presentes al momento del operativo fueron interrogados por la policía posteriormente.

La potencial desaparición de Ata-Jurt como un resultado probable en el marco de la situación en Sinkiang es un resultado difícil de descartar.

Los testimonios que fueron grabados allí, en los que familiares en Kazajistán de chinos kazajos detenidos en Sinkiang repiten una y otra vez sus historias, han esclarecido el cambio de la naturaleza de la represión estatal en la región.

Frontera de Kzajistán con China (Eurasianet)

En los últimos meses, algunos han sabido que sus seres queridos eran liberados de los campos de reeducación para luego ser ingresados a programas de trabajos forzados. Otros, que sus familiares eran llevados a prisiones para cumplir con largas sentencias.

El primo de Gaukhar Kurmangaliyeva, el ciudadano kazajo Askar Azatbek, presuntamente fue capturado en diciembre de 2017 por oficiales del servicio de seguridad chino en el puerto libre de Horgos, zona comercial en la frontera entre los dos países. Por eso, Gaukhar Kurmangaliyeva es una de varios denunciantes que se convirtieron en voluntarios de Ata-Jurt.

Antes de ver un video en línea de una acalorada charla de Bilash en marzo de 2017, Gaukhar, que trabaja como personal de limpieza a tiempo parcial y gana unos 50 000 tenge por mes (130 dólares estadounidenses), no tenía noción de la escala de la represión en Sinkiang.

En Ata-Jurt se encontró con varias personas que están sufriendo la misma situación. Escucharon pacientemente su historia. Le llevó casi un año de correos electrónicos constantes y llamadas telefónicas recibir una respuesta comprometida del Ministro de Asuntos Exteriores de Kazajistán. A fines de  2018, funcionarios del ministerio le informaron que las autoridades chinas habían apresado a Azatbek por violar las leyes que prohíben la doble ciudadanía.

“Si callan a Ata-Jurt y Serikzhan Bilash, ¿a dónde iremos?”, pregunta Kurmangaliyeva.

Bilash ya ha conseguido superar desafíos legales. En febrero, un tribunal le impuso una multa equivalente a casi 700 dólares estadounidenses por liderar una organización sin registrar.

No obstante, mientras algunos ven en Bilash un cruzado con principios que no se deja amedrentar por las amenazas, otros ven a un demagogo peligroso.

En enero, un grupo de figuras públicas kazajas, que incluye al exlegislador y escritor Mukhtar Shakhanov, firmó una carta abierta en la que condenaban a Bilash. Los firmantes describieron los modos confrontacionales de Bilash como divisivos y dijo que estaba explotando a Oralman, como se conoce a los repatriados kazajos, para “ganar puntos”.

“Esto es más perjudicial que beneficioso de parte de los voluntarios de Ata-Jurt”, concluyó la carta. Bilash dijo luego a Eurasianet que la policía lo citó para interrogarlo por el contenido de la carta.

Por otro lado, los críticos de la carta sugieren que el Gobierno hizo que los suscriptores la firmaran.

Bilash también ha ganado aliados en su camino a ser una celebridad nacional.

Kydyarali Oraz, que se considera el fundador del movimiento Ata-Jurt, hizo más que nadie para luchar por los derechos de los kazajos de Xinjiang, y hasta planteó las dificultades que atraviesan a las Naciones Unidas en Ginebra en noviembre.

Pero poco después de ese viaje, ambos se pelearon. Bilash acusó a Oraz de irregularidades financiera y lealtades divididas.

Oraz formó luego un nuevo grupo. Para disgusto de sus antiguos camaradas, el grupo logró rápidamente el registro oficial.

Después del arresto de Bilash, Oraz grabó un mensaje en el que expresa solidaridad con Ata-Jurt y la comunidad de Oralman. Pero las relaciones con su antiguo aliado siguen afectadas.

“Llama espía chino a todo aquel que esté en desacuerdo con él”, se quejó Oraz en una entrevista anterior con Eurasianet.

Una persona que ha sido constante en su apoyo a Bilash es tal vez la más importante.

Sayragul Sauytbay, extrabajadora estatal y exintegrante del Partido Comunista, fue una sensación en los medios en 2018 cuando se convirtió en la primera persona en atestiguar en una corte sobre los campos de internamiento de China. La habían enjuiciado y enfrentaba posible deportación a China después de que las autoridades kazajas la arrestaron por entrar ilegalmente al país.

En gran parte porque Ata-Jurt llamó la atención, el juicio fue transmitido localmente y tuvo cobertura internacional.

Luego de cada audiencia en el juicio de Sauytbay, Bilash daba apasionados discursos a los Oralman, que llenaban el pequeño tribunal de la ciudad provincial de Zharkent.

En una ocasión, Bilash persiguió hasta su auto a dos asustados diplomáticos chinos que asistían al juicio como observadores.

Cuando la corte liberó a Sauytbay, su condición como ícono nacional parecía garantizada.

Pero las autoridades de Kazajistán se han negado a conceder asilo permanente a Sauytbay, por lo que debe depender de extensiones temporales de su permanencia en el país.

Esto la ha dejado abierta a la presión de las autoridades, seg+un la abogada de Sauytbay, Aiman Umarova, cuyo trabajo en defensa de mujeres vulnerables la hizo ganadora de un premio del Departamento de Estado de Estados Unido en 2018.

Umarova sostiene que los servicios de seguridad le pidieron a Sauytbay que se distanciara públicamente de Bilash. Sugirieron la televisión nacional como un foro adecuado para convertirse en su defensora, dijo Umarova.

«Lo atacan porque es la voz más alta sobre los derechos de los kazajos que viven [en Xinjiang]”, dijo Umarova, que ha expresado voluntad de representar a Bilash en toda audiencia futura, dijo a Eurasianet.

Sin embargo, Sauytbay se expuso al rechazar la oferta.

“Me dijo: ‘Si hablo en su contra, después de todo lo que han hecho por mí, ¿quién sería yo?’», dijo Umarova.

La base de datos de víctimas de Xinjiang es la mayor base de datos en inglés relativas a las víctimas de la actual represión en XUAR.

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