Sanadora afroecuatoriana: ‘La medicina ancestral ofrece una nueva esperanza de vida’

María Eugenia Quiñónez Castillo. Foto de su archivo, utilizada con permiso.

En Ecuador se denomina salud ancestral o tradicional a la medicina de los distintos pueblos y nacionalidades originarias que habitan en este territorio, y la Constitución ecuatoriana garantiza su reconocimiento, respeto y promoción. Sin embargo, María Eugenia Quiñónez Castillo — sanadora ancestral del pueblo afroecuatoriano en el Centro Médico Ancestral la Fe  y docente en el Instituto Superior Tecnológico los Andes de Estudios Sociales (ILADES) – explica que aún queda mucho camino por recorrer para llegar a una real convergencia de sabidurías y prácticas en el país. En esta entrevista, ella invita a un mayor acercamiento a la medicina ancestral.

Belén: ¿Me puede por favor contar un poquito sobre usted y su trabajo?

María Eugenia: Yo soy una mujer que se siente feliz de haber vivido, y quiero dar esta felicidad a otras personas. Soy sanadora ancestral del pueblo afroecuatoriano y llevo muchos años en este recorrido. En realidad, he estado en este camino casi toda mi vida. Yo digo que empecé mi carrera a los cuatro años en Esmeraldas, mi provincia natal ubicada en la costa ecuatoriana. Cuando mis amigos o hermanos se golpeaban o estaban enfermos, yo les sanaba con las hierbas y plantas que estaban a mi alcance, siguiendo el ejemplo de mi mamá y mi papá porque ellos también son sanadores. Ellos me decían que yo tengo el don de sanar, como dice la Biblia en Corintios 12: 4,7-10, y me ayudaron a despertar este don espiritual en mí. Luego me preparé académicamente, pero mis padres fueron mis primeros y mejores maestros. Y es que la maravillosa universidad de la vida es donde los sanadores ancestrales aprendemos lo que nadie más nos enseña. Después yo usé este conocimiento para sanar a mis siete hijos cuando ellos se enfermaban, y ahora ellos también hacen lo mismo porque nuestra medicina está basada en sabiduría que se transmite de generación en generación.

María Eugenia Quiñónez Castillo. Foto de su archivo, utilizada con permiso.

Belén: ¿Y cuál es la base de esta medicina?

María Eugenia: La medicina ancestral nace con la creación divina y es la esperanza de salud y vida. Lo certifica la Biblia en Jeremías 6:16. El amor con que Dios hizo la creación y la fe en el creador ofrece la mejor esperanza de vida porque es la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve (Hebreos 11:1). Por mi gran misión y por mi gran amor, yo recibo a mis pacientes en mi casa. Ellos aquí viven una nueva vida y adquieren una nueva familia porque toda mi familia es familia de la persona que llega acá. Aquí compartimos la misma casa, compartimos la misma mesa, compartimos bailes, música, risas, y gozamos. Es otro tipo de vivencias.  ¿Qué médico occidental invita a sus pacientes a vivir en su casa hasta que se sanen? Cuando usted está con un médico ancestral, toda la casa es suya también. Mientras me quede un aliento de vida, difundiré esta esperanza y la compartiré con en el mundo entero.

Belén: ¿Y cuáles son otras diferencias entre la medicina ancestral afroecuatoriana y la occidental?

María Eugenia: La medicina occidental ofrece una cura rápida para aliviar síntomas o tratar males urgentes, como una fractura o un dolor de cabeza, por ejemplo, mientras que la medicina ancestral busca el origen de la enfermedad. En los primeros tiempos la espiritualidad y la ciencia estaban tomadas de la mano, pero después la medicina occidental las separó y se enfocó solamente en el ámbito físico. La medicina ancestral aborda la totalidad de la persona, abarcando el campo del cuerpo, la mente y el espíritu del ser humano; es una técnica no invasiva del cuerpo de la persona. Otra característica muy importante es que en la medicina ancestral sanamos con hierbas y plantas, con lo que viene de la Madre Tierra, porque ella tiene todo lo que necesitamos para sanarnos.

María Eugenia Quiñónez Castillo. Foto de su archivo, utilizada con permiso.

Belén: ¿Hay alguna idea equivocada sobre la medicina ancestral afroecuatoriana que le gustaría aclarar?

María Eugenia:  Yo creo que las personas tienen miedo de la medicina ancestral porque nos alejaron y no la conocen, piensan que nosotros buscamos reemplazar una medicina por otra y no es así. Lo que buscamos es una convergencia de saberes. Son dos escuelas diferentes, pero igualmente válidas. ¿Por qué no las vamos a juntar? Es necesario que ambas avancen juntas para el bien de la humanidad y la felicidad. Ellos en su ciencia y nosotros en la espiritualidad, siendo humildes, debemos juntarlas para alcanzar una armonía en la salud integral.

Belén: ¿Qué hace falta para lograr esa convergencia?

María Eugenia: Hace falta apertura para conocer los aportes de la medicina ancestral. Se debería enseñar saberes ancestrales en las escuelas, colegios y universidades para que los alumnos puedan aprender que hay varias competencias y diferentes maneras de vivir, sentir, pensar y sanar. Algunas personas consideran que la medicina ancestral es peligrosa o es brujería solo porque es diferente a lo que han están acostumbradas, pero si le vamos a temer al cuco, conozcámoslos primero, ¿no es verdad?

Belén: ¿Hay algo más que le gustaría añadir antes de terminar?

María Eugenia: Me gustaría hacer una invitación para que no nos quedemos solo con una alternativa, no nos conformemos solo con lo que nos han enseñado. Abrámonos a probar varias formas de vida y salud, y veamos cómo nos va.

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