Bolsonaro y sus partidarios siguen socavando la democracia tras perder elecciones en Brasil

Bolsonaristas protestan frente al cuartel general del Ejército en Brasilia, 2 de noviembre. | Foto: Valter Campanato/Agência Brasil

Un video grabado en Puerto Alegre, Río Grande del Sur, el estado más meridional de Brasil, muestra una mujer de rodillas llorando mientras las personas a su alrededor se abrazan y celebran, algunos envueltos en la bandera nacional.

La razón de la celebración era la noticia que alguien en la multitud había recibido por teléfono: Alexadre de Moraes, presidente del Supremo Tribunal Federal y del Tribunal Superior Electoral (TSE), acababa de ser detenido.

El video fue grabado el 1 de noviembre, dos días después de que el resultado de las elecciones confirmara el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva como el próximo presidente de Brasil, en un proceso electoral libre y justo verificado. Para los partidarios del ultraderechista Jair Bolsonaro, eso significaba que podían impugnar la elección y posiblemente ver su candidato como vencedor. Sin embargo, todo era una mentira.

Río Grande del Sur ahora: el video muestra el momento en que los manifestantes celebran, en el centro de Puerto Alegre, la detención de Alexandre de Moraes. Sucede que el ministro no fue detenido. La «información» llegó a través de zap (WhatsApp). El reportero Cid Martins lo captó.

Desde la noche del 30 de octubre, cuando se anunció la victoria de Lula, los bolsonaristas han acampado en espacios públicos, han bloqueado las carreteras y han protestado frente a unidades militares en todo el país, lo que ha detenido el transporte de suministros en algunos lugares, y afirman que querían «salvar a Brasil» y exigen que Lula, presidente elegido por más de 60 millones de ciudadanos, no jure su cargo en enero.

Casi un mes después de la segunda vuelta electoral, esos actos antidemocráticos continúan. Un informe de las fuerzas armadas sobre las votaciones afirmó que no pudo identificar fraudes ni incongruencias en el proceso pero, como el documento era bastante ambiguo, contribuyó a alimentar la desconfianza en el sistema electoral.

Para aumentar el caos, Bolsonaro y su partido, el Partido Liberal (PL), presentaron una solicitud al Tribunal Electoral para que considere la anulación de los votos emitidos en papeletas creadas antes de 2020, con el argumento de que los equipos utilizados para hacerlos no podían comprobarse debidamente, algo que es falso según los expertos, informó la emisora Jornal Nacional

Los modelos señalados en la petición representan casi el 60 % de las papeletas utilizadas. La solicitud del PL, partido que consiguió la mayor representación para la Cámara en 2023 en la primera vuelta, menciona solo la segunda vuelta. El juez Alexandre de Moraes rechazó la solicitud y sancionó al partido con una multa de 22.9 millones de reales (casi 4.2 millones de dólares) por «mala fe en el proceso».

Bolsonaristas

Durante octubre, se ha grabado a los manifestantes vestidos de verde y amarillo (colores de la bandera brasileña) que piden una intervención militar, citan interpretaciones erróneas de la Constitución federal, celebran noticias falsas y afirman que no aceptarán el «comunismo» en el país.

El último video que se ha hecho viral muestra a un grupo que intenta hacer señales de SOS sosteniendo las luces de sus teléfonos móviles sobre sus cabezas, mientras que en algunos estados se informa de una escalada de violencia.

Alexandre de Moraes, que se convirtió en enemigo para Bolsonaro y sus partidarios desde que empezó una investigación sobre las estructuras de noticias falsas con medidas que afectan a algunos de los aliados del presidente, ordenó a la Policía Rodoviaria Federal (PRF) retirar a quienes bloqueaban las carreteras.

Sin embargo, algunos videos, que se están publicando en redes sociales desde la primera noche de protestas, plantean dudas sobre si los agentes están favoreciendo a los manifestantes.

En un video, un agente de la PRF ruega a Bolsonaro que «deje de ser irresponsable» y que pida a la gente que abandone las carreteras mientras su colega explica a los manifestantes que van a ser multados. Los manifestantes responden que los agentes que estaban allí antes dijeron que podían quedarse.

La PRF es una fuerza que ganó poder bajo el actual gobierno, como informó la revista piauí. El día de las elecciones, el 30 de octubre, en varios estados, y especialmente en las zonas donde Lula era el favorito, hubo denuncias de que la Policía detenía y registraba a quienes iban a votar, y retrasaba el proceso. Un artículo de Brazilian Report de Amanda Audi muestra que la PFR alistó un 37 % menos de agentes para hacer frente a los bloqueos que para trabajar el día de las elecciones.

Bolsonaro se negó a hablar públicamente hasta más de 40 horas después de que se dieron a conocer los resultados electorales, y ni ahí mencionó el nombre de Lula ni su propia derrota. El 1 de noviembre, elogió las protestas, dijo que eran «fruto de la indignación y de la injusticia por cómo se desarrolló el proceso electoral». Sin embargo afirmó que «sus métodos no podían ser los mismos de la izquierda» y pidió a sus partidarios que preservaran el derecho de los demás a ir y venir.

El presidente Jair Bolsonaro pide a los manifestantes que despejen las carreteras.

Al día siguiente, con informes de pérdidas económicas, publicó un nuevo video en el que decía estar «disgustado y triste» al igual que sus votantes, repitió que las protestas eran bienvenidas y formaban parte del juego democrático, pero reiteró el pedido de despejar las carreteras.

Eu quero fazer um apelo a vocês, desobstrua as rodovias. Isso não faz parte, no meu entender, dessas manifestações legítimas. Não vamos perder essa nossa legitimidade. Outras manifestações que vocês estão fazendo pelo Brasil todo, em praças, fiquem à vontade. E deixo claro, vocês estão se manifestando espontaneamente.

(…) Protestem, de outras formas, em outros locais, que isso é muito bem-vindo, faz parte da nossa democracia.

Quiero pedirles que liberen las carreteras. A mi entender, esto no forma parte de estas protestas legítimas. No perdamos nuestra legitimidad. Otras protestas que ustedes están realizando en todo Brasil, en las plazas, siéntanse libres [de continuar]. Y aclaro, ustedes están protestando espontáneamente.

[…] Protesten, de otras maneras, en otros lugares, esto es bienvenido, es parte de nuestra democracia.

Sus partidarios empezaron a inclinarse por las teorías de conspiración tras ambas declaraciones, sugirieron que envió mensajes crípticos a través de sus videos y los alentó a seguir adelante. El periódico Folha de Sao Paulo informó que Bolsonaro quería respaldar las protestas, pero le preocupaban las consecuencias legales.

Aunque Bolsonaro y su familia han permanecido en silencio tras la derrota electoral, su hijo, el senador Flávio Bolsonaro, elogió las protestas en las redes sociales el 2 de noviembre:

¡Una gran ovación a todos los brasileños que están protestando en las calles, espontáneamente, contra la bancarrota moral de nuestro país!

Confíen en el capital.

Pese a que su padre y él insistieron en el término «espontáneamente», hay investigaciones para rastrear a los sospechosos de financiar esos actos antidemocrático.

El 17 de noviembre, el juez Moraes ordenó bloquear las cuentas bancarias relacionadas con 10 personas y 33 empresas. Según informó UOL, quienes participan en esos actos podrán responder por delitos contemplados en la legislación brasileña.

Según Agencia Pública, socio de Global Voices, Steve Bannon, exasesor del expresidente estadounidense Donald Trump y cercano a la familia Bolsonaro, lanzó el término «Primavera Brasileña» para describir a las protestas a principios de noviembre. En algunas protestas, los manifestantes ondeaban carteles con las etiquetas #BrazilWasStolen [A Brasil le robaron] y #StopTheSteal [Alto al robo].

Además Pública informa que tanto Facebook como Instagram han estado publicando anuncios que promueven los actos antidemocráticos y abogan por un golpe para detener la toma de posesión de Lula. Aunque los anuncios que propagan la desinformación van en contra de las políticas de Meta, Pública señala que solo se retiraron cuatro de los 65 anuncios analizados.

En los días siguientes al final de la segunda vuelta electora, el profesor de literatura João Cezar de Castro Rocha, que estudia la ultrederecha en Brasil, ha estado llamando la atención sobre la disonancia cognitiva que se apodera de los bolsonaristas. Tuiteó:

Un vídeo muestra el momento en que los delincuentes con armas de gran calibre y dinamita que cerraron la carretera BR-174, en Mato Grosso, atacan a la concesionaria que administra la vía. Destruyen un camión, una ambulancia e intentan volar el asfalto.
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Las protestas antidemocráticas y golpistas se financian y tienden a ser cada vez más violentas, ya que continúa la eterna frustración por las 72 horas [plazo que han repetido los manifestantes]. El bolsonarismo se ha convertido en una secta fundamentalista y, ahora, se está convirtiendo en un ejemplo de terrorismo doméstico. ¡Organización criminal!

El 23 de noviembre, Bolsonaro volvió al trabajo en el Palacio de Planalto, donde se encuentra el despacho presidencial, tras 20 días de ausencia.

Su primera agenda pública tras perder las elecciones la confirmó el 26 de noviembre: un acto en la Aman (Academia Militar de las Agujas Negras, la principal escuela de formación del Ejército), que actualmente está rodeada por sus partidarios, según informa UOL.

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