«La tarea de lograr justicia transicional en Taiwán sigue inconclusa»: Entrevista con escritora C.J. Anderson-Wu

Captura de pantalla del canal de Taiwan Talks en YouTube que explica las consecuencias del Terror Blanco en Taiwán.

Las traducciones al inglés de la literatura mundial no anglófona ocupan un espacio minúsculo en el mercado internacional del libro. Para algunos escritores de todo el mundo, una forma de sortear este obstáculo permanente es pasar a escribir en inglés. Global Voices habló con una autora y activista literaria taiwanesa que tomó esta decisión para que su voz se oyera más ampliamente.

Chieh-Jane Anderson-Wu (吳介禎) es una escritora taiwanesa que ha publicado dos colecciones sobre la dictadura militar de Taiwán (1949-1987), conocida como el Terror Blanco: «Imposible de tragar» (2017) y «La vigilancia» (2020). Actualmente trabaja en su tercer libro «Juventud en peligro – Hong Kong». Sus relatos cortos han sido preseleccionados para varios premios literarios internacionales, como el Art of Unity Creative Award del International Human Rights Art Festival. También ganó el Concurso Internacional de Ficción Flash Strands Lit, y el Concurso de Literatura de Género Borroso Invisible City.

La entrevista se realizó por correo electrónico tras largas conversaciones en Taipéi, y se ha editado por razones de estilo y brevedad..

Retrato de C. J. Anderson-Wu. Foto usada con autorización.

Filip Noubel (FN): Escribes prosa corta y poesía en inglés, pero creciste hablando taiwanés y chino mandarín. ¿Cómo tomaste esa decisión?

C. J. Anderson-Wu (CJAW): I have been working as a translator of of literature and texts focusing on art and architecture throughout my career. How to bridge the communication gap between people from diverse cultural backgrounds is thus always on my mind.  Today in Taiwan, visual arts, theater, and architecture experience few obstacles to connecting with international partners and audiences. However, literary works often prove to be much more challenging to interpret.

The lifting of censorship on publications in 1991 marked a remarkable turning point for literary creation in Taiwan. Writers immediately embarked on a journey of seeking to compensate for what was lost during the oppressive era under martial law. With admirable artistry, they tackled complex historical, social, and political issues in their works. It has been a long process for our society to restore our identity and rectify the false national narrative that was forcefully imposed on the public through propaganda. In this pursuit of unspeakable truths, delayed justice, and redemption, Taiwan's contemporary literature plays a significant role.

I have personally helped publish several books featuring highly acclaimed Taiwanese writers. Through the feedback received from readers of Taiwanese literature in translation, I have come to understand the immense difficulty in effectively conveying these profound issues to international readers solely through English translations. It was during this realization that I decided to shift from being a translator to becoming a writer myself, although I continue to work on translating Indigenous and Taiwanese-language poets.

My decades of experience of translating has greatly nourished my writing, but instead of venturing into writing fiction or poetry in Chinese, I chose to be a humble reader of Taiwanese writers who explore themes such as human rights, state violence, and historical traumas in Chinese, Taiwanese, Hakka, and Indigenous languages of Taiwan.

C. J. Anderson-Wu (CJAW): A lo largo de mi carrera he trabajado como traductora literaria y textos sobre arte y arquitectura. Por eso siempre he pensado en cómo salvar la brecha de comunicación entre personas de distintas culturas. Hoy en día, en Taiwán, las artes visuales, el teatro y la arquitectura encuentran pocos obstáculos para conectar con socios y públicos internacionales. Sin embargo, las obras literarias resultan a menudo mucho más difíciles de interpretar.

El levantamiento de la censura de publicaciones en 1991 marcó un notable punto de inflexión para la creación literaria en Taiwán. Los escritores se embarcaron de inmediato en un viaje para compensar lo perdido durante la opresiva época de la ley marcial. Con admirable maestría, abordaron en sus obras complejas cuestiones históricas, sociales y políticas. Ha sido un largo proceso para nuestra sociedad restaurar nuestra identidad y rectificar la falsa narrativa nacional que se impuso a la fuerza al público a través de la propaganda. En esta búsqueda de verdades inconfesables, justicia tardía y redención, la literatura contemporánea de Taiwán desempeña un papel importante.

He ayudado personalmente a publicar varios libros con escritores taiwaneses muy aclamados. A través de los comentarios recibidos de los lectores de literatura taiwanesa traducida, he llegado a comprender la inmensa dificultad de transmitir eficazmente estos profundos temas a los lectores internacionales únicamente mediante traducciones al inglés. Fue entonces cuando decidí dejar de ser traductora para convertirme en escritora, aunque sigo trabajando en la traducción de poetas indígenas y taiwaneses.

Mis décadas de experiencia como traductora han nutrido enormemente mi escritura, pero en lugar de aventurarme a escribir ficción o poesía en chino, opté por ser una humilde lectora de escritores taiwaneses que exploran temas como los derechos humanos, la violencia estatal y los traumas históricos en chino, taiwanés, hakka y lenguas indígenas de Taiwán.

Cover of C.J. Anderson-Wu's book The Surveillance. Photo by Filip Noubel, used with permission.

Portada de «La vigilancia» de C.J. Anderson-Wu. Foto de Filip Noubel, usada con autorización.

FN: Parte de tu prosa se centra en el Terror Blanco, una parte de la historia de Taiwán poco conocida fuera de la isla. ¿Influye escribir en inglés en tu estrategia creativa y activista?

CJAW: Indeed. Taiwan experienced the implementation of martial law from 1949 to 1987, and it was not until 1991 that the Statutes for Detection and Eradication of Espionage were finally abolished. This period was marked by severe censorship, the banning of publications and public speeches, widespread surveillance, and the persecution of writers and readers of banned books. Political dissidents and their families faced relentless hostility, and anyone opposing the government was often labeled as a national traitor and purged. The impact of this era continues to shape Taiwan today. This authoritarian period can be compared to what South Korea, Spain, Chile, and Argentina also experienced. Today the task of achieving transitional justice in Taiwan remains unfinished.

Moreover, the political oppression that was experienced in Taiwan is now occurring in Hong Kong. The imposition of the 2020 National Security Law has resulted in the exile or imprisonment of pro-democracy activists, effectively silencing the entire society. Sadly, many liberals in the Western world have chosen to turn a blind eye to the grave human rights violations in Hong Kong, excusing themselves by claiming they don't want to intervene in China's «domestic affairs.»

After publishing two collections of stories about the White Terror in Taiwan, I made a concerted effort to write and publish prose and poetry that focus on the plight of Hong Kong. The injustice occurring with freedom activists in Hong Kong should never be overlooked, and the risks they have taken for their fights should never go unacknowledged by a broader readership.

CJAW: Efectivamente. Taiwán vivió la aplicación de la ley marcial de 1949 a 1987, y recién en 1991 se abolieron definitivamente los Estatutos para la Detección y Erradicación del Espionaje. Este periodo estuvo marcado por una severa censura, la prohibición de publicaciones y discursos públicos, la vigilancia generalizada y la persecución de escritores y lectores de libros prohibidos. Los disidentes políticos y sus familias enfrentaban una hostilidad implacable, y cualquiera que se opusiera al Gobierno era calificado a menudo de traidor nacional y víctima de purga. El impacto de esta época sigue marcando a Taiwán en la actualidad. Este periodo autoritario puede compararse con lo que también vivieron Corea del Sur, España, Chile y Argentina. Hoy en día, la tarea de lograr la justicia transicional en Taiwán sigue inconclusa.

Además, la opresión política que se vivió en Taiwán se está produciendo ahora en Hong Kong. La imposición de la ley de seguridad nacional de 2020 ha provocado el exilio o el encarcelamiento de activistas prodemocráticos, y silenciado a toda la sociedad. Lamentablemente, muchos liberales del mundo occidental han optado por hacer la vista gorda ante las graves violaciones de los derechos humanos en Hong Kong, se excusan alegando que no quieren intervenir en los «asuntos internos» de China.

Tras publicar dos colecciones de relatos sobre el Terror Blanco en Taiwán, hice un esfuerzo concertado por escribir y publicar prosa y poesía centradas en la difícil situación de Hong Kong. La injusticia que se comete con los activistas por la libertad en Hong Kong nunca debe pasarse por alto, y los riesgos que han corrido por sus luchas nunca deben pasar desapercibidos para un público más amplio.

FN: Varios escritores sinófonos que viven fuera de la sociedad de su lengua materna escriben en inglés o en otros idiomas: Ha Jin, Xiaolu Guo, Dai Sijie. En tu opinión, ¿es una cuestión de público? ¿La distancia lingüística que da libertad? ¿Otros factores?

CJAW: Absolutely. Given that only three percent of publications in the US are translated works (about five percent in the UK), writing in English is the best strategy for both the authors and the publishing houses to reach out to a greater audience. I would say that when it comes to how authors incorporate a foreign language in their writing, everyone has different approaches. Personally, I post more intimate things in Chinese on my social media pages to share with my community, and submit stories or poems in English to journals in the US, the UK, India, Ireland, Australia, and other English speaking societies to express my political opinions. English enables me to be more outspoken, considering it’s a competition in the world of dominant cultures.

CJAW: Por supuesto. Dado que solo el 3% de las publicaciones en Estados Unidos son obras traducidas (alrededor del 5% en Reino Unido), escribir en inglés es la mejor estrategia para los autores y para las editoriales para llegar a un público mayor. Yo diría que, en lo que respecta a cómo los autores incorporan una lengua extranjera a sus escritos, cada uno tiene enfoques diferentes. Personalmente, publico cosas más íntimas en chino en mis páginas de las redes sociales para darlas a conocer a mi comunidad, y envío relatos o poemas en inglés a revistas de Estados Unidos, Reino Unido, India, Irlanda, Australia y otras sociedades de habla inglesa para expresar mis opiniones políticas. El inglés me permite ser más franca, teniendo en cuenta que es una competencia en el mundo de las culturas dominantes.

FN: Dejas el chino y eliges el inglés. La mayoría de los autores autóctonos de Taiwán eligen el chino para escribir sobre su identidad, cultura y sociedad. Trabajas en el PEN Indígena de Taiwán y conoces a muchos autores indígenas: ¿cómo ves este proceso de apropiación del chino como medio literario por parte de personas originarias de una cultura diferente?

CJAW: Native American poet laureate Joy Harjo uses the term “Enemy’s Language” to refer to English for Indigenous writers who have to write in the language of their colonizers, due to the cruel assimilation and the long loss of their tribal languages.

Similarly, Indigenous writers in Taiwan had endured suppression under the Qing dynasty and the Japanese colonial rulers (1895–1945), as well as the exploitation of the nationalist [or Kuomintang] government. Writers from older generations struggled between their mother tongue, and the official language, Japanese, and later with Mandarin Chinese that was enforced by the nationalist government.

Younger writers, whose life experiences are mainly in urban, often have to reconnect to their tribal languages during their occasional returns to their tribal communities, and learn from their elders. This awareness of “the sunset of culture” pointed out by Paelabang Danapan (a.k.a 孫大川 or Sun Ta-Chuan ), one of the pioneers of Taiwan’s Indigenous Rights Movement, echoes Joy Harjo’s sentiment about the inevitable decline of Indigenous cultures. Nevertheless, many of them are still striving to restore their traditions and identities. As Paelabang Danapan said, “Literature is the guardian of our ethnic assets,” and although many of them are writing in Chinese, they developed all kinds of strategies to intervene in this dominant language to remind readers that their perspectives stem from very different cultures and worldviews.

As the world is faced with environmental crises, hopefully Indigenous voices will be heard. I am profoundly blessed by Taiwan’s Indigenous literature, as it has broadened my horizon by delivering precious knowledge about nature, life, and the value of being a human.

CJAW: La poetisa indígena estadounidense Joy Harjo usa el término «lengua del enemigo» para referirse al inglés de los escritores indígenas que tienen que escribir en la lengua de sus colonizadores, por la cruel asimilación y a la larga pérdida de sus lenguas tribales.

Del mismo modo, los escritores indígenas de Taiwán habían soportado la represión bajo la dinastía Qing y los gobernantes coloniales japoneses (1895-1945), así como la explotación del gobierno nacionalista [o Kuomintang]. Los escritores de las generaciones mayores se debatían entre su lengua materna y la lengua oficial, el japonés, y más tarde con el chino mandarín impuesto por el gobierno nacionalista.

Los escritores más jóvenes, cuyas experiencias vitales son principalmente urbanas, a menudo tienen que reencontrarse con sus lenguas tribales durante sus ocasionales regresos a sus comunidades tribales, y aprender de sus mayores. Esta conciencia del «ocaso de la cultura» señalada por Paelabang Danapan (también conocido como 孫大川 o Sun Ta-Chuan ), uno de los pioneros del Movimiento por los Derechos Indígenas de Taiwán, toma el sentir de Joy Harjo sobre el inevitable declive de las culturas indígenas. Sin embargo, muchos siguen esforzándose por recuperar sus tradiciones e identidades. Como dijo Paelabang Danapan, «la literatura es la guardiana de nuestro patrimonio étnico», y aunque muchos escriben en chino, han desarrollado diversas estrategias para intervenir en esta lengua dominante y recordar a los lectores que sus perspectivas proceden de culturas y visiones del mundo muy diferentes.

Ahora que el mundo enfrenta crisis ambientales, esperemos que se escuchen las voces indígenas. Me siento profundamente bendecida por la literatura indígena de Taiwán, ya que ha ampliado mi horizonte y me ha aportado valiosos conocimientos sobre la naturaleza, la vida y el valor de ser humano.

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