En Pakistán, la comunidad cristiana está bajo ataque otra vez

La Catedral de San Pedro y San Pablo es la principal iglesia de la diócesis católico romana de Faisalabad, a 250 kilómetros al sur de Islamabad, Pakistán. Captura de pantalla de Youtube de Discover Pakistan. Uso legítimo.

Catedral de San Pedro y San Pablo, principal iglesia de la diócesis católico romana de Faisalabad, a 250 kilómetros al sur de Islamabad, Pakistán. Captura de pantalla de YouTube de Discover Pakistan. Uso legítimo.

El 16 de agosto, una turba furiosa destrozó más de 19 iglesias y 80 hogares cristianos por un presunto incidente de blasfemia en Jaranwala, ciudad de Faisabalad, provincia de Punyab. La violencia comenzó cuando algunas personas aseguraron haber descubierto páginas del Sagrado Corán profanadas cerca de una vivienda cristiana en un cine de la ciudad.

La situación se agravó días después de que Pakistán celebró el Día Nacional de las Minorías, que busca apoyar a quienes pertenecen a minorías religiosas, lingüísticas o étnicas. La Policía arrestó a dos cristianos por profanar el Corán y más de cien personas fueron detenidas por violencia. Las autoridades registraron dos casos en total, y 37 sospechosos fueron identificados, mientras que se desconoce la identidad de más de 600 atacantes.

La gente observó horrorizada en redes sociales, condenó a los perpetradores y demandó que el Estado interviniera inmediatamente. La etiqueta #Jaranwala fue tendencia en X (antes conocido como Twitter).

El obispo Azad Marshall, obispo moderador de la Iglesia de Pakistán, escribió en X:

Me fallan las palabras mientras escribo esto. Nosotros, los obispos, los sacerdotes y los laicos estamos profundamente apenados y afligidos por el incidente en Jaranwala, distrito de Faisalabad en Pakistán. Una iglesia arde mientras escribo este mensaje. Se han profanado biblias y hay cristianos torturados y heridos luego de falsas acusaciones de violar al Sagrado Corán. Pedimos justicia y acción de las fuerzas de la ley y quienes velan por la seguridad y la justicia de todos los ciudadanos para que intervengan inmediatamente y nos aseguren que nuestras vidas son valiosas en nuestra tierra que acaba de celebrar la independencia y la libertad.
Llora con nosotros.
Reza con nosotros.

Veengas, periodista y editora de The Rise News, informó:

La turba atacó a una familia cristiana e incendió una iglesia por la supuesta blasfemia en Jaranwala, Faisalabad. La comunidad cristiana ya vivía con miedo, y ahora sufre otro horrible ataque. Cristianos e hindúes no están a salvo.

En este momento, Pakistán está bajo el control de un gobierno provisional interino ya que no cuenta con un gobierno electo, pues la asamblea nacional fue disuelta el 9 de agosto de 2023 para allanar el camino a las elecciones. El jefe de gobierno de Punyab, Mohsin Naqvi, prometió restaurar la zona dañada en breve y compensar a las familias por sus pérdidas.

Ataques coordinados

El 16 de agosto, tan pronto se difundieron las noticias de la profanación del Sagrado Corán, los portavoces de las mezquitas de la ciudad incitaron a la gente a salir a buscar venganza, lo que provocó que una turba de más de cien personas irrumpiera en una colonia cristiana y cause estragos en Jaranwala. Exigieron el arresto del acusado o se que lo entregaran a ellos. Se requirió la presencia de grupos paramilitares para controlar la situación.

Los vecinos huyeron de sus casas para salvar sus vidas, dejaron sus pertenencias y se refugiaron en campos cercanos. En medio del caos, los policías se mantuvieron como espectadores y no intentaron detener a la turba.

La periodista independiente Sarah Eleazar visitó a las víctimas y escribió en X:

Los habitantes de Jaranwala tenían poco con qué empezar: la turba violenta les arrebató también la esperanza.
Los miembros más destructivos de la turba eran niños de entre 10 y 15 años, dice un ciudadano. «Nunca le había tenido tanto miedo a los niños».
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Visité los vecindarios afectados con mis padres. No hace falta decir que fue una experiencia conmovedora, y este artículo es fruto del amor.  Los habitantes de Jaranwala tenían poco, y la turba violenta les arrebató también la esperanza.

Las leyes contra la blasfemia 

Esta no es la primera vez que una comunidad minoritaria es atacada es Pakistán. Muchas veces esta violencia se remonta a las leyes sobre la blasfemia de la época colonial británica.

En 1860, los gobernantes colonos británicos del subcontinente aprobaron leyes contra la blasfemia para terminar con la violencia hindú y musulmana. A lo largo de los años, estas leyes se reforzaron para criminalizar ofensas que fueran «antiéticas» para los valores musulmanes. Desde entonces y con el paso del tiempo, se han aplicado de forma errónea, lo que ha causado devastación en numerosas comunidades.

Ataques a comunidades minoritarias

Las comunidades minoritarias conforman solo un 4 % de la población de Pakistán, de la cual un 1,3 % son grupos cristianos. Durante décadas, muchos de estos grupos sufrieron persecuciones por supuestos casos de blasfemia, y el Estado no ha sido de mucha ayuda. Aunque la Policía no puede ofrecer protección sustancial, sí han alertado ocasionalmente a estas comunidades antes de un ataque, lo que permitió evacuar la zona. La lista de ataques a la comunidad cristiana es larga, y abarcan incidentes significativos como Shanti Nagar (1997), Sangla Hill (2005), el incidente de Gojra (2009), la colonia Joseph (2013), la explosión de la iglesia de Quetta (2017), y ahora el ataque en Jaranwala.

Los ataques a la comunidad Ahmadiyya tienen como objetivo a personas y han estado ocurriendo durante años. Desde que el grupo extremista Tehreek-e-Labaik Pakistan (TLP) fue creado en 2015, la profanación de tumbas de Ahmadiyya y de los minaretes ha aumentado. El grupo TLP está extremando su discurso feroz de ultraderecha conforme se acercan las elecciones generales de noviembre de 2023.

El portavoz de la comunidad Ahmadiya, Amir Mahmood, expresó:

Este año será recordado por el trato brutal que han recibido los ahmadíes en Pakistán, como los continuos ataques contra lugares de culto ahmadíes.
El 18 de agosto, la Policía de Punyab y la administración civil demolieron el arco del lugar de culto ahmadí en el distrito de Sambaryal, en Sialkot.
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Solo en 2023 ocurrieron 18 ataques a los lugares de culto de Ahmadiyya Jamaat, donde se destruyeron alminares y minaretes. La Policía fue cómplice de los extremistas en lugar de proteger los lugares de culto de los ahmadíes.

El Centro de investigación y estudios de seguridad (CRSS) informó que entre 1947 y 2021, más de 1400 personas fueron acusadas de blasfemia, lo que derivó en 89 muertes. A su vez, el Centro de Justicia Social, conocido por su recopilación de datos sobre casos de blasfemia, advirtió que entre el 1 de enero y el 16 de agosto de 2023, 198 personas fueron acusadas de blasfemia, de las cuales un 85% eran musulmanas, un 9% Ahmadis y un 4,4% cristianas. Este número representa un incremento significativo, ya que entre 1987 y 2022, al menos 2120 personas fueron acusadas de cometer blasfemia en Pakistán.

en abril de 2012, el gobierno de Imran Khan declaró ilegal al grupo Tehreek-e-Labbaik Pakistán (TLP) por organizar protestas violentas luego del arresto de su líder.  En noviembre de ese mismo año, TLP organizó movilizaciones violentas contra Francia y una marcha hacia la capital, Islamabad, que terminó con la muerte de siete simpatizantes. Para evitar que tomaran Islamabad nuevamente como rehén, el Gobierno dejó sin efecto la ilegalización en nombre del «interés nacional». En junio de 2023, TLP comenzó una «marcha para salvar Pakistán» que abarcó desde Karachi a Islamabad. El ministro del Interior, Rana Sanaullah y el Ministro de Asuntos Parlamentarios, Sardar Ayaz Sadiq, negociaron con los líderes del grupo y firmaron un acuerdo de 12 puntos para evitar que llegaran a la capital. Entre los términos establecidos estaba la garantía de juicios expeditivos para aquellos acusados de blasfemia y decisiones rápidas para las apelaciones de quienes tengan sentencia judicial.

El periodista pakistaní Azaz Syed publico el acuerdo:

El Gobierno y Tehreek-e-Labbaik Pakistán firmaron un acuerdo de 12 puntos. Aceptan imponer cláusulas adicionales coitra el terrorismo para quienes fueron arrestados por blasfemia. Firmaron el ministro del interior Rana Sana Ullah Khan y el ministro federal Ayaz Sadiq.

Después del incidente de Gojra en 2009, se formó un tribunal que recomendó revisar cinco cláusulas de la legislación contra la blasfemia que se relaciona con el islam. En 2014, a su vez, el presidente del Tribunal Supremo de Pakistán (CJP), Tasadduq Hussain Jillani, se enteró por su propia cuenta de la explosión de la Iglesia de todos los Santos en Peshawar en 2013, y ordenó al Estado que proteja a las minorías y sus lugares de culto. Según el artículo 25 de la Constitución, «todos los ciudadanos son iguales ante la ley y tienen el mismo derecho a ser protegidos por la ley», sin embargo, la implementación práctica del principio sigue sin concretarse. Han pasado nueve años desde que se dio la orden y las comunidades minoritarias de Pakistán todavía esperan que se cumpla.

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