Kopach, columnista del portal independiente Okno.mk, publicó una lista [mac] titulada «10 formas de dirigir un estado bananero«.
El autor, cuyo seudónimo significa «excavador» en macedonio, escribió que lo inspiraron y usó los libros Año 501: la conquista continúa de Noam Chomsky, Homo Postcommunisticus de Mikloš Biro (un resumen en serbio) y el ensayo Fascismo eterno de Umberto Eco.
El enlace a la lista fue ampliamente distribuido y discutido en Facebook y Twitter, y a través de otros medios loclaes, como café y cerveza.
Paso 1: Trátalos como monos
La primera y básica precondición para empezar cualquier clase de discusión sobre dirigir una república bananera es hacer monos a partir de ciudadanos. Hay diferentes maneras de hacerlo, pero en la práctica se reduce a tratar a la gente como una chusma incompetente, inerte y pasiva, hasta que se convierta precisamente en eso: chusma pasiva e inerte, que solamente se interesa en su propio estómago. Tienes que poner a las masas en una esquina y enseñarles que ese es su lugar, y que se complazcan con esa condición, porque están libres de toda responsabildad social.
Paso 2: Determinar a los líderes
Por la historia sabemos que hasta los cosacos eligen a sus líderes a través de elecciones democráticas: los mayores eligieron a un líder llamado Atamán en una sesión plenaria (parece una película de Hollywood, ¿no es cierto?). Esta legitimidad democrática no le impidió al Atamán ejercer su derecho de cortar las cabezas de los miembros de su tribu como le pareciera durante su reinado. De manera similar, en una república bananera todo debe girar en torno al Líder, o los Líderes, porque es imposible poner a todos en una tribu política. El Líder se eleva por encima de los demás y exige intimidación.
Paso 3: Destruye la confianza en ellos mismos
Las masas no deben tener confianza en ellos mismos, respeto por ellos mismos ni oportunidades para realizarse. Puesto simplemente, no deben ser capaces de hacer nada solos. Trabajar con iniciativa propia puede llevar a entender que se puede lograr algo sin los líderes, y realizar las capacidades propias. Las masas no deben desarrollar respeto hacia ellas mismas con respecto al concepto de determinar su propio destino a través del trabajo honesto. Todo, literalmente todo, se debe dar o delegar a las masas: trabajos, premios, coimas, permisos, concesiones, ofertas y grados universitarios. No debe haber excepciones en la distribución de beneficios sociales basados en procedimientos justos o méritos, fuera del juicio personal y control personal de los Líderes.
Paso 4: Dales caramelos
Parte de esta estrategía para dirigir una república bananera es referirse a las masas como «caballeros» (o hermanos/hermanas/camaradas…) y al mismo tiempo meterlos en un lapicero cada vez que quieras. Se debe aplicar el enfoque del jinete que le da un poco de azúcar a su montura, para comprar obediencia y afecto. Después no hay preguntas referidas a la montura y la conducción.
Paso 5: Divídelos
La precondición básica para dirigir una república bananera es dividir las masas, debilitarlas enfrentándolas entre sí. Otro beneficio importante de este enfoque es el control de la atención de las masas. Si generas problemas en el país de manera consciente y planeada, ganas varios elementos ventajosos:
- Puedes poner los problemas grandes -que necesitan mayor esfuerzo para ser solucionados- en el fondo.
- Puedes dictar la agenda pública y lo que otros pensarán y discutirán.
- Puedes resolver los problemas que creas de una manera que te acomode.
- Si creas un problema, y después te retiras del tema, parece como si hubieras dado algo, cuando en realidad solamente mantienes el status quo y compras tiempo para hacer otra cosa, que es mucho más importante para ti.
Paso 6: Impón obras grandiosas
Antes, las grandiosas obras faraónicas tenían el objetivo de asegurar la eternidad y la huella permanente de los líderes en la memoria colectiva. Aun cuando no se debe subestimar el acto de marcar la historia con un sello personal, una importante dimensión de obras grandiosas (proyectos, edificios, campañas, acontecimientos, construcción, etc.), está aumentando hoy el flujo de medios, dinero y otros recursos, y creando un rango de oportunidades de colocarlos y distribuirlos como parezca apropiado. El aumento del flujo de recursos facilita dirigirlos a donde quieras. Junto con otros efectos, este dinamismo de dinero hace posible estimar dónde, a quién y cuánto dar, vinculándote con los receptores.
Acá están ocurriendo dos procesos paralelos:
- Oportunidades de adquirir una porción de los fondos.
- Corrupción «legal» o «reclutamiento» de partidarios.
Paso 7: Difunde miedo en dosis medidas
Con la finalidad de desarrollar intimidación entre las masas, debes plantarles gradualmente dosis controladas de miedo. La manera de hacer eso es a través de la presentación selectiva y propagación de escenas y acontecimientos que induzcan al miedo. El método más frecuente de hacerlo es mostrar cómo terminan tus opositores y los que no piensan como tú. Un método más sutil es el uso excesivo o una sobredosis en el uso de la fuerza mientras enfrentas oponentes de poca monta, criminales o sospechosos. Demuestra fuerza con el débil para lograr un efecto de intimidación, combinado con sumisión y pasividad subconsciente.
Paso 8: Impón irracionalidad
El término popular para esto es volverlos locos. Insertar irracionalidad en la vida pública tiene la función de hacer a un lado la racionalidad que debería de clarificar la realidad. Cuantos más ciudadanos se ahoguen en irracionalidad, afectos, atavismos, instintos y pasiones, se hace más fácil para ti, y más difícil para ellos tener soluciones adecuadas, para diferenciar realidad de ficción, lo existente de lo imaginario, la verdad de la falsedad. Llevas a las personas a la demencia por una simple realización de actos ilógicos, en contra de la razón, la lógica o las evaluaciones realistas. Cuando la irracionalidad se vuelve la norma principal en lugar de una excepción, los juegos llamados manipulación pueden empezar.
Paso 9: Determina y nombra a los enemigos
Para mantener tu posición de líder intocable e innegable, debes transformar el miedo en diferentes formas y difundirlo en varios lugares. Una de las formas de hacerlo es nombrar directa y claramente a los «enemigos,» «traidores» y «oponentes,» que amenazan con algunos increíbles cambios, actos y acciones radicales que pueden poner tu mundo de cabeza, y ensuciar algo que para ti es querido y sagrado. Para convertirse en súper héroe necesitas un antagonista: para cada Batman hay un Guasón, todo Supermán tiene su Lex Luthor, y todo Martin Misterio tiene su «Hombre de Negro» [no del tipo de Will Smith], y así. Necesitas combinar esto con forzar y circular una atmósfera de conspiración y angustia por medio de «difundir miedo en dosis» (7), haciéndote el salvador de los enemigos calificados.
Paso 10: Incita rituales
Los rituales siguen siendo una de las prácticas más poderosas de difusión espontánea del poder desde arriba. Durante la era de la ex-Yugoslavia, los comunistas perfeccionaron esto a través de varias manifestaciones, accciones de trabajo juvenil, relevos, desfiles y similares. Hay numerosas maneras de cómo esto se puede hacer en sociedades pluralistas: desde la politicización de rituales religiosos, diversas acciones «benevolentes», politización de acontecimientos deportivos y otras cosas junto con esas líneas.
Fuente de la imagen miniatura: banana de Jason Gulledge, publicado bajo licencia Creative Commons-atribución 2.0.