Esto es lo que provoca el enojo en una multitud de budistas

Image edited by Kevin Rothrock.

Imagen editada por Kevin Rothrock.

En febrero de 2012, cinco mujeres se pasearon por la Catedral del Cristo Salvador, en Moscú, un templo de la Iglesia Ortodoxa Rusa, vestidas con pasamontañas de colores, y se grabaron saltando y dando vueltas. Más tarde, el grupo añadió lo que denominó ‘música’ al vídeo, agregando el broche final de lo que sería el desencadenante del infame caso ruso de las Pussy Riot, en el que tres componentes de la banda fueron sentenciadas a prisión por un crimen de odio contra la religión.

Las Pussy Riot llevan libres más de dos años hasta la fecha, pero pronto podrían recibir algo de compañía en los anales rusos del crimen contra la religión. No obstante, esta vez el cristianismo está ausente, porque el infractor es un luchador de estilo libre de la predominantemente musulmana República de Daguestán, y las enfadadas víctimas los 107,000 budistas de la República de Kalmikia.

El escándalo, que podría enviar a un joven daguestaní de 22 años a prisión durante tres años, empezó de forma bastante inocente: su equipo de lucha estaba visitando Elista, la capital de Kalmikia, para asistir (no participar) a un torneo de lucha. El sábado 2 de abril, después de una noche de fiesta, el joven y sus amigos llegaron a un templo budista. Después de aliviarse dentro del templo, el hombre decidió mostrar su técnica de patada alta, y le pidió a sus acompañantes que le grabaran metiendo su pie a la boca y la nariz de la gigantesca estatua de Buda. Ellos estuvieron de acuerdo, él llevó a cabo la hazaña y ellos la grabaron, e incluso la emitieron en Periscope, el servicio de vídeo en directo de Twitter. Al final volvieron a su hotel.

Cargos criminales por profanar una estatua de Buda en Kalmikia.

Horas más tarde, en mitad de la noche, el equipo despertó al grito de una muchedumbre enojada. Resulta que el vídeo de Buda siendo golpeado en la cara se había vuelto viral, y no llevó mucho tiempo a los budistas de Kalmikia oír rumores sobre la escena acrobática.

Flanqueado por la policía, el luchador se dirigió a la multitud afirmando que no sabía que estaba en un templo de Buda cuando grabó el vídeo. Por desgracia para él, eso solo ayudó a provocar aun más a su audiencia, que acabó presionándole para que se arrodillara y se disculpara ante Buda. (Hay un metraje del exterior del hotel disponible en YouTube. Está en ruso, pero la ira en las voces de la multitud es bastante notable sin la necesidad de entender ni un poquito del idioma.)

Mientras la muchedumbre se reunía y se quejaba fuera del hotel de los luchadores, las autoridades locales se ponían en acción. En breve, Alexey Orlov, presidente de la República de Kalmikia, y Abdusamad Gamidov, primer ministro de Daguestán, publicaron un comunicado conjunto (inmediatemente republicado en YouTube) donde los dos reiteraban los lazos de hermandad y respeto entre Kalmikia y Daguestán. Gamidov anunció que habían despedido al entrenador del equipo de lucha y que se había cancelado el torneo, con la consecuente vuelta a casa de los participantes daguestaníes y chechenos. El anuncio grabado, protagonizado por dos hombres colocados incómodamente codo con codo y hablando por turnos durante cinco minutos, tenía más de 75,000 visualizaciones al momento de escribir este artículo.

Alexey Orlov, the head of the Republic of Kalmykia, and Abdusamad Gamidov, Dagestan’s prime minister, remind everyone how friendly they can be. Image: YouTube

Alexey Orlov, presidente de la República de Kalmikia, y Abdusamad Gamidov, primer ministro de Daguestán, les recuerdan a todos lo buenos amigos que pueden ser. Imagen: YouTube.

Orlov desveló que el luchador que había pateado al Buda ahora está bajo custodia policial, enfrentándose a cargos criminales por haber realizado actos que muestran una “clara y evidente falta de respeto por la sociedad y un intento de ofender los sentimientos de los creyentes religiosos”. Dado que el acto se cometió en un templo, la pena máxima alcanza desde un año hasta tres de prisión. Según Orlov, la ley aplicable a este caso la firmó Putin en junio de 2013, tras el desastre en el juicio de las Pussy Riot (aunque las punkrockers se ganaron tres años tras las rejas antes de que los legisladores se inventaran protecciones legales para los “sentimientos de los creyentes”).

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