Violencia alcanzó nivel sin precedentes en elecciones brasileñas de 2022, según encuesta

Imagen: Agencia Publica/Usada con autorización

Este artículo, escrito por Anna Beatriz Anjos, Caio De Freitas Paes, Clarissa Levy, Giulia Afiune, José Cícero, Júlia Rohden, Karina Tarasiuk, Laura Scofield, Mariama Correia, Matheus Santino, Nathallia Fonseca, Rafael Oliveira y Yolanda Pires, fue publicado originalmente por Agência Pública el 3 de noviembre de 2022, y reproduce en virtud de un acuerdo de asociación con Global Voices a partir de una traducción al inglés de Liam Anderson.

Pedro Henrique Dias Soares, de 28 años, fue asesinado en Belo Horizonte, capital del estado de Minas Gerais, mientras celebraba la victoria presidencial de Luiz Inácio Lula da Silva el 30 de octubre. Estaba con sus familiares en el garaje de su casa cuando irrumpió un hombre disparando un arma. Fue uno de los cuatro –incluida una niña de 12 años– asesinados durante las celebraciones de la victoria de Lula.

Estas muertes fueron la culminación de una campaña extremadamente violenta, en la que se han producido al menos 324 casos de violencia electoral, un promedio de cuatro al día, según una encuesta de Agência Pública.

En el 40 % de los casos, los agresores eran partidarios del presidente Jair Bolsonaro. Los partidarios de Lula perpetraron el 7 % de los ataques. En el 57 % de los casos, los autores no pudieron ser identificados. Solo el 30 de octubre, día de la segunda vuelta electoral, se registraron 36 casos de violencia política, y al menos diez se usaron armas de fuego. Durante todo el periodo electoral se produjeron al menos 15 asesinatos y 23 intentos de asesinato.

La segunda vuelta fue mucho más violenta. El fin de semana de la votación se produjeron 14 incidentes con armas de fuego, 23 agresiones físicas, cinco intentos de asesinato y cinco asesinatos. El fin de semana de la votación de la primera vuelta no se registraron asesinatos.

«No puedo expresar el dolor que siento al ver a un querido amigo, una persona tan joven, con un gran camino por delante, asesinado a sangre fría por su opción política», dijo un amigo de Dias Soares en redes sociales.

Un hombre de 36 años fue detenido como sospechoso de asesinato e intento de asesinato. Estaba registrado como CAC –Coleccionista, Tirador Deportivo y Cazador–, grupo que se benefició de las medidas del gobierno de Bolsonaro que flexibilizaron el acceso a las armas. Antes del crimen, según O Tempo, el hombre gritaba «Bolsonaro» en las calles y habría publicado en las redes sociales que, si el presidente perdía la reelección, acabaría causando «una desgracia» en las calles, lo que podría indicar premeditación del crimen.

En una de las elecciones más violentas de la historia del país, el informe de Agência Pública delineó y verificó los ataques contra votantes, candidatos, periodistas y trabajadores de institutos de investigación. Los datos, recogidos desde el inicio oficial de la campaña, el 16 de agosto, hasta la segunda vuelta, el 30 de octubre, se basaron en noticias aparecidas en medios locales y nacionales, en las redes sociales y en un cuestionario abierto al público. La encuesta solo incluía las agresiones cara a cara, sin contar las telefónicas, por correo electrónico y a través de las redes sociales.

Según una encuesta de las organizaciones de derechos humanos Terra de Direitos (Tierra de Derechos) y Justiça Global (Justicia Global), en los dos meses previos a la primera vuelta de las elecciones de 2022, el número de casos de violencia política casi igualó a los registrados en los siete primeros meses del año. Entre el 1 de agosto y el 2 de octubre se registraron 121 casos de violencia política (lo que equivale a dos al día). Giseli Barbieri, coordinadora de incidencia política de Terra de Direitos, señaló:

O acirramento da violência é crescente e segue um padrão consolidado antes mesmo do período eleitoral. Existe um discurso público contra determinados grupos de pessoas, vindo principalmente da autoridade máxima do país, que incentiva outros atores a reproduzirem a violência política e eleitoral. […]

Nós percebemos uma concentração de casos contra candidaturas que atuam na defesa dos direitos humanos. Ou seja, a violência está cada vez mais sofisticada, intensa e direcionada a determinados grupos de pessoas, que já estão apartados dos espaços de poder e decisão

La escalada de violencia va en aumento y sigue un patrón definido incluso antes del periodo electoral. Existe una retórica política [dirigida] contra determinados grupos de personas, principalmente de la máxima autoridad del país, que anima a otros actores a reproducir la violencia política y electoral. […]

Hemos notado una concentración de casos contra candidatos que trabajan en la defensa de los derechos humanos. En otras palabras, la violencia es cada vez más sofisticada, intensa y dirigida a ciertos grupos de personas, que ya están alejados de los espacios de poder y toma de decisiones.

Barbieri también advirtió que, por falta de denuncias, los casos de violencia política y electoral pueden ser mucho mayores de lo que muestran las encuestas.

También señaló que «en más del 70 % de los casos en los que es posible identificar a los agresores, se trata de hombres blancos cisgénero, y muchos son agentes políticos».

De todos los casos de violencia electoral delineados por Agência Pública, 51 % (166) fueron motivados por desacuerdos políticos; 125 fueron casos de violencia contra mujeres, 19 implicaron racismo y ocho LGBT-fobia.

También fue común la violencia contra comités de campaña e investigadores de institutos de sondeo. Tras los cuestionamientos y críticas de Bolsonaro a las encuestas que pronosticaban su derrota electoral, Agência Pública registró 99 casos de ataques a investigadores de Datafolha, una de las encuestadoras más consolidados del país.

La encuesta también registró al menos 49 casos de violencia contra la propiedad, incluyendo ataques a coches y casas, desde el comienzo de las elecciones.

Uno de los ataques con armas de fuego más flagrantes fue el perpetrado en vísperas de la segunda vuelta por Carla Zambelli, la diputada federal reelegida que milita en el partido de Bolsonaro. Tras una discusión, persiguió a plena luz del día por las calles de São Paulo a un periodista negro, a favor del Partido de los Trabajadores (PT).

Número de casos por tipo de violencia

Violencia electoral sin precedentes

El estudio «Violencia política y electoral en Brasil», de Justiça Global y Terra de Direitos, constató un repunte de los incidentes violentos.

«Mientras que, hasta 2018, una persona era víctima de violencia política cada ocho días, a partir de 2019 se han registrado casos de violencia cada dos días. Solo en 2022 ya se han registrado 247 casos, es decir, se registra un caso de violencia política cada 26 horas», informó el estudio.

El número de casos en 2022 (247) es cinco veces superior al registrado en 2018 (46), cuando se celebraron las anteriores elecciones presidenciales.

La violencia tiende a ser más frecuente a medida que se acerca el día de la votación, según una encuesta de 2019 sobre violencia contra líderes políticos, del Grupo de Investigación Electoral de la Universidad Federal del estado de Río de Janeiro. Entre julio y septiembre de 2022, que incluye la campaña electoral antes de la primera vuelta, se registraron 212 casos en todo el país, un aumento del 110 % en comparación con el trimestre anterior.

El politólogo Felipe Borba, que coordina el grupo, coincide en que en las elecciones de 2022 hubo «un clima de violencia sin precedentes». Para él, el discurso de odio también se vio alimentado por las denuncias de fraude electoral, que han ganado impulso entre los partidarios de Bolsonaro:

Essa polarização política, que existe no Brasil desde 1989 [ano da primeira eleição presidencial após o fim da ditadura], tem sido alimentada por um clima de ódio, que diz que o adversário não é apenas um adversário, uma pessoa que pensa diferente, mas é acima de tudo um inimigo que pode ser eliminado

Esta polarización política, que existe en Brasil desde 1989 [cuando se celebraron las primeras elecciones presidenciales tras el fin de la dictadura], se ha visto alimentada por un clima de odio, que sostiene que el adversario no es solo un adversario, una persona que piensa diferente, sino que es sobre todo un enemigo que puede ser eliminado.

Violencia en iglesias

Los repetidos ataques violentos contra sacerdotes, pastores y seguidores, por desacuerdos políticos, también formaron parte de la radicalización de los actos violentos de 2022. Agência Pública registró al menos cuatro ataques que tuvieron lugar en iglesias, el más emblemático de los cuales ocurrió el 12 de octubre, cuando partidarios de Bolsonaro acosaron a periodistas y abuchearon al sacerdote que oficiaba una misa tradicional para celebrar a la patrona de Brasil en el Santuario Nacional de Nuestra Señora Aparecida. La presencia del presidente Jair Bolsonaro en el acto atrajo a multitud de simpatizantes.

Número de casos de violencia por motivo

Violencia policial

Al menos 12 de todos los incidentes registrados implicaron a la Policía. En cuatro se usaron armas de fuego, y tres fueron homicidios o intentos de homicidio.

El 17 de octubre, Felipe Silva De Lima, de 27 años, lo abalearon policías que daban seguridad al entonces candidato Tarcísio De Freitas, gobernador electo del estado y exministro de Infraestructuras de Bolsonaro; murió de camino al hospital.

Según un informe de The Intercept Brasil, que habló con cuatro testigos, un policía militar que custodiaba al candidato disparó contra el joven, que estaba desarmado. Ninguna de las armas incautadas por la Policía Civil era propiedad de De Lima. Una semana después, el diario Folha de S. Paulo divulgó una grabación de audio en la que un miembro del equipo de seguridad del gobernador electo, agente autorizado de la Agencia Brasileña de Inteligencia (Abin), exigía a un camarógrafo que cubría el acto que borrara las grabaciones del tiroteo. En un documento, el grupo Tortura Nunca Mais afirmó que «había fuertes indicios de que hubo una ejecución» y exigió transparencia sobre la marcha de las investigaciones.

En un video publicado en las redes sociales, Freitas dijo que las informaciones que acusaban a su equipo de haber asesinado al joven desarmado eran «noticias falsas».

En un comunicado, el Departamento de Seguridad Pública de São Paulo afirmó que se está escuchando a los agentes implicados y a los testigos, y que los detalles de la investigación no se están haciendo públicos.

Más de la mitad de los incidentes de violencia policial registrados por Agência Pública ocurrieron el día de la segunda vuelta electoral. En la región metropolitana de Río de Janeiro, la presidenta de un colegio electoral declaró que un policía militar la golpeó en la cara con un teléfono celular y la llevó a comisaría tras quejarse del comportamiento de un grupo de policías. Esa misma noche, un policía militar golpeó a una mujer que vestía de rojo –color del Partido de los Trabajadores– en el estado de Minas Gerais. Se contactó con la Policía Militar de Minas Gerais, pero no respondió.

Sin embargo, la violencia no ha cesado desde que se anunciaron los resultados de las elecciones en Brasil. Desconcertados por la victoria de Lula, los partidarios de Bolsonaro han estado bloqueando carreteras y acampando frente a bases militares en todo Brasil desde noviembre, piden intervención militar para anular los resultados de las elecciones. El lunes 12 de diciembre, día de la certificación de la victoria electoral de Luiz Inácio Lula da Silva en el tribunal electoral de Brasil, los manifestantes pro-Bolsonaro tomaron las calles de Brasilia, cometieron actos vandálicos e incendiaron vehículos. Lula asumirá el cargo en enero.

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