Líderes de Asia Central muestran lealtad al Kremlin en el desfile militar de Moscú

Presidente de Rusia, Putin, y siete jefes de Estado, incluidos cinco presidentes de Asia Central, dejan flores ante la Tumba del Soldado Desconocido en Moscú. Foto de la página web del presidente de Uzbekistán.

En los días previos al desfile militar en Moscú, que se celebra cada 9 de mayo para conmemorar la victoria de la Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial, la pregunta más popular era: “¿Quién se unirá a Putin el 9 de mayo en Moscú?”. Durante más de un mes, la respuesta a esta pregunta fue que sería el presidente de Kirguistán, Sadyr Japarov, cuyo plan de visitar Rusia entre el 7 y el 9 de mayo fue anunciado el 31 de marzo de 2023. Hasta la tarde del 8 de mayo, Japarov iba a ser el único presidente extranjero que asistiría al desfile.

Los presidentes de los cuatro países restantes de Asia Central, Kassym-Jomart Tokayev de Kazajistán, Emomali Rahmon de Tayikistán, Serdar Berdymukhamedov de Turkmenistán y Shavkat Mirziyoyev de Uzbekistán, anunciaron que participarían menos de un día antes del desfile. Su participación fue la prueba definitiva de la lealtad política de los líderes de Asia Central al Kremlin. El hecho de que dejaran para el final el anuncio de sus visitas demuestra que no fueron decisiones sencillas.

La guerra en Ucrania sin duda ha reconfigurado la política exterior de Rusia. La invasión de Ucrania ha convertido a Rusia en un Estado paria que obliga a sus aliados a reconsiderar sus lazos políticos. Apoyar a Rusia supone problemas políticos y económicos en forma de sanciones. Los aliados de Rusia en Asia Central están en una posición delicada. Tienen que mantenerse neutros mientras son presionados por Rusia, que está aprovechando la dependencia política, de seguridad y económica de la región.

Anuncios de último minuto y visitas de trabajo

De los siete jefes de Estado extranjeros que asistieron al desfile, cinco eran de Asia Central. Los otros dos eran el presidente bielorruso Alyeksandr Lukashenko y el primer ministro de Armenia, Nikol Pashinyan.

Solo Japarov avisó con antelación su participación al desfile, que formaba parte de su visita de trabajo de tres días. Llegó a Moscú el 7 de mayo e inauguró un monumento en memoria de los soldados kirguisos que murieron durante la Segunda Guerra Mundial en la ciudad de Rzhev. Ese mismo día, se reunió con el presidente de la Duma estatal (Parlamento ruso), Vyacheslav Volodin, para discutir la cooperación interparlamentaria entre ambos países.

Presidente de Kirguistán, Sadyr Japarov, en el desfile militar en Moscú. Foto de la página web del presidente de Kirguistán.

El 8 de mayo, Japarov se reunió con Putin, que mencionó: “Es significativo que usted [Japarov] esté aquí con nosotros en este momento”. Putin aceptó la invitación de Japarov de visitar Kirguistán más adelante este año. El 9 de mayo, además del desfile, Japarov también se reunió con el primer ministro ruso, Mikhail Mishustin, para discutir de inversiones, comercio y cooperación económica entre Rusia y Kirguistán. La falta de resultados tangibles de todas estas reuniones deja en evidencia el carácter ceremonial y la función de enmascarar el hecho de que el principal objetivo de su visita era que Putin pudiera mostrar al mundo que no está aislado.

Los otros cuatro líderes de Asia Central anunciaron su participación a última hora, la tarde del 8 de mayo o a primera hora de la mañana del 9 de mayo. El viaje de Tokayev consistió en visitar el Monumento de Rzhev para honrar la memoria de los soldados kazajos caídos en la Segunda Guerra Mundial, así como la fosa común de la aldea de Trubino, donde está enterrado su tío Kasym Boltaev.

Presidente de Kazajistán, Kassym-Jomart Tokayev, visita la fosa común del pueblo ruso de Trubino. Foto de la página web del presidente de Kazajistán.

La participación de Mirziyoyev en el desfile se ocultó bajo la visita general de trabajo de los días 8 y 9 de mayo. El primer día, Mirziyoyev se reunió con Putin, y ambas partes discutieron “seguir fortaleciendo las relaciones de una asociación y alianza estratégicas completas entre Uzbekistán y Rusia”. La reunión no tuvo ningún resultado además de las declaraciones en las que se expresaba interés por profundizar en las relaciones bilaterales.

Presidente de Uzbekistán, Shavkat Mirziyoyev, junto al presidente Putin en el Kremlin. Foto de la página web del presidente de Uzbekistán.

El servicio de prensa de Rahmon había anunciado su participación en la ceremonia de colocación de flores en el parque Victoria de Dusambé, capital de Tayikistán, el 9 de mayo. Lo que pudo hacerlo cambiar de opinión fue la llamada telefónica con Putin el 6 de mayo, en la que Putin lo invitó personalmente a participar en el desfile.

La participación de Berdymukhamedov no se confirmó hasta la mañana del 9 de mayo. También recibió una llamada telefónica de Putin el 7 de mayo con la invitación personal para asistir al desfile.

No hay duda de que estos presidentes recibieron invitaciones por escrito. Las llamadas telefónicas personales de Putin insinúan la reticencia de los líderes de Asia Central a asociarse con Rusia cuando el mundo entero está mirando.

Entre la espada y la pared

La dependencia política, económica y de seguridad que tiene Asia Central respecto a Rusia ha vinculado la autonomía política de la región a este país. El Imperio ruso zarista tomó el control de Asia Central en el siglo XIX. En ese entonces, la región se llamaba Turquestán, y Taskent fue nombrada capital en 1864. Después de la era zarista, siguió la Unión Soviética, durante la cual las élites regionales dependieron y recurrieron en gran parte al Kremlin en busca de recursos y legitimidad. Más de un siglo de subyugación dejó una huella indeleble en la región en forma de fuertes lazos políticos, sociales y económicos.

En primer lugar, Rusia ha sido el país principal que garantiza la seguridad de Asia Central. Kazajistán, Kirguistán y Tayikistán son miembros de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), análogo de Rusia de la OTAN. En el acontecimiento más reciente, Rusia recurrió a la OTSC para rescatar a Tokayev durante las mayores y más mortíferas protestas en la historia de Kazajistán en enero de 2022. Fue la primera y única vez que los Estados miembros de la OTSC ayudaron a otro miembro a pesar de que las protestan no constituían una invasión extranjera.

A continuación, un video de YouTube de soldados rusos que llegaron a Kazajistán como parte de las fuerzas de la OTSC y que custodiaron objetos estratégicos durante las protestas en enero de 2022.

Rusia opera la base aérea militar Kant en Kirguistán, cerca de la capital, Biskek. En Tayikistán, Rusia opera la base militar 201, la mayor fuera de sus fronteras. En papel, estas bases constituyen un escudo ante cualesquiera posibles incursiones por parte de grupos terroristas asentados en el vecino Afganistán. En realidad, envían la señal de que la región está bajo la exclusiva influencia rusa. Su presencia militar actualmente la disputa China, que está construyendo dos bases militares en Tayikistán.

En segundo lugar, la dependencia de Asia Central respecto a Rusia es importante. Para todos los países, excepto Turkmenistán, Rusia es el socio comercial más importante. La guerra en Ucrania y las sanciones contra Rusia han provocado un aumento significativo del volumen del comercio entre Rusia y los países de Asia Central. Kazajistán y Kirguistán, además de Rusia, Belarús y Armenia, son miembros de la Unión Económica Euroasiática, destinada a estimular la libre circulación de bienes y servicios en el espacio postsoviético.

Este video de YouTube explica qué es la Unión Económica Euroasiática y cómo funciona.

Finalmente, Rusia es uno de los principales países de destino de grandes cantidades de migrantes laborales procedentes de Asia Central. En 2022, el 83 % de los 3,35 millones de migrantes procedían de Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán. El dinero que envían estos migrantes a sus países de origen representa aproximadamente el 31 % del PIB de Kirguistán y el 27 % de Tayikistán. Más de dos millones de migrantes uzbekos están en Rusia.

Los presidentes de Asia Central son blanco de burlas y mofas por su participación en el desfile del 9 de mayo. Muchos habitantes de Asia Central se sintieron avergonzados y pidieron a sus presidentes que no viajaran a Moscú. La Unión Europea vigila de cerca a los presidentes de Asia Central, les advierte que no ayuden a Rusia en la guerra y los amenaza con imponer sanciones. Independientemente de que tomaran estas decisiones como una concesión en beneficio de los intereses nacionales o de preferencias personales, sus visitas no pasaron desapercibidas y serán usadas en su contra.

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