Entrevista con el autor más traducido de Ucrania, el novelista rusoparlante Andrei Kurkov

Fotografía de Andrei Kurkov en Ucrania. Fotografía utilizada con autorización.

Andrei Kurkov es uno de los autores más traducidos de Ucrania. Escribe sus novelas en ruso, algo que que no ha podido hacer desde la invasión rusa a Ucrania iniciada en febrero de 2022, como explicó durante la entrevista que sostuvo con Global Voices.

Kurkov se capacitó como traductor japonés y trabajó como guardia de prisión en Odesa, Ucrania, antes de publicar su primera novela cuando colapsó la Unión Soviética en 1991. Escribe ensayos, artículos, libros infantiles y guiones, pero su fama se debe principalmente a sus novelas, que suelen estar compuestas de un humor oscuro, de crítica social y de una profunda comprensión sobre las contradicciones de la condición humana. Sus novelas son ampliamente traducidas.

La entrevista fue en inglés y mediante Zoom, cuando el autor pasaba la noche en un pasillo después del fuerte bombardeo en Kiev. Editamos la entrevista por estilo y brevedad.

Filip Noubel (FN): En la novela «Abejas grises«, publicada recientemente en inglés, se describe a dos hombres mayores en un pueblo que vivieron la guerra del este de Ucrania de 2014. ¿Está de acuerdo en que la ficción relata mejor las historias de guerra que, por ejemplo, los medios?

Andrei Kurkov (AK): Before 2013 I travelled extensively in the Donbas region in Eastern Ukraine and this book is more about attitudes specific to that part of the country. Ukraine is huge, and each region has its own mentality. So this novel reflects some the archetypes present in Donbas mentality, such the reluctance to travel outside of their region. I remember once asking an older man there if he had ever traveled abroad, and he said: ‘No I never traveled abroad, I only went to Moscow.’ This illustrated for me the fact that subconsciously, for people of this generation, the Soviet life goes on, and thus Moscow is not considered to be part of a foreign country. But it also also echoes Soviet arrogance toward other formerly Socialist countries: A popular russian saying that stated back then:  ‘Курица не птица, Польша не заграница— that is, ‘A chicken is not a bird, and Poland is not abroad.’

In this novel I also wanted to show that people's attitude are often very accidental. There was no ideology after the fall of the Soviet Union in 1991, people became very passive politically speaking, and often aligned with the local mafia structures when asked to vote. Also, Russia has supported and financed deep nostalgia for the Soviet period. People in Donbas have been constantly reminded how life was much better before 1991  — even though it is not the case. In fact, people simply revisit a time when they were young, so it all seems a happier period in retrospective. In a way, this book is about the reluctance to make a choice, to fully understand the politics of life.

Andrei Kurkov (AK): Antes de 2013, viajé mucho por la región de Donbás, en el este de Ucrania, y este libro trata más sobre las actitudes específicas de esa parte del país. Ucrania es enorme, y cada región tiene su propia mentalidad. Así que la novela refleja algunos de los arquetipos que se pueden encontrar en la mentalidad de Donbás, tal como la oposición a salir de su territorio. Recuerdo que una vez le pregunté a un señor mayor si había viajado alguna vez al extranjero, y me dijo que: «No, nunca he salido al extranjero, solo he viajado a Moscú». Esto me dio a entender que, dentro del subconsciente de muchas personas de esta generación, la vida soviética continúa, y por tanto, que no consideran a Moscú como parte de un país extranjero. Pero también coincide con la arrogancia soviética que existe hacia los países anteriormente socialistas: Un dicho popular ruso en ese entonces decía: «Курица не птица, Польша не заграница«, lo que significa, «Una gallina no es un pájaro, y Polonia no es un país extranjero».

En esta novela también quería demostrar que las actitudes de las personas suelen ser muy accidentales. No había otra ideología después de la caída de la Unión Soviética en 1991; la gente se volvió muy pasiva en cuanto a la política, y se alineaban con las mafias locales al votar. Además, Rusia siguió promoviendo y financiando una profunda nostalgia por el período soviético. A los habitantes de Donbás se les recuerda constantemente que la vida era mucho mejor antes de 1991, aunque no haya sido así. En realidad, la gente simplemente recuerda la época de su juventud, por lo que todo parece un período mucho más feliz en retrospectiva. De cierta manera, el libro se trata sobre el rechazo a tomar una decisión, a entender plenamente la política de la vida.

FN: ¿Crees que la ficción logra describir los efectos de la guerra mejor que los medios?

AK: Journalism gives fact, and must provide proof. Literature is made of human histories, so it can show their attitudes, and the effect particular events have on them. It provokes understanding and empathy, whereas journalism should lead you to analysis. But when you start analysing human lives, you forget about the human, whereas war is a purely human drama. This is the difference between statistics and the tragedy of a single person who was killed, and whose name you know.

AK: El periodismo nos da hechos, y necesita ofrecer pruebas. La literatura está hecha de historias humanas, por lo que puede mostrar sus actitudes y el efecto que causan en algunos acontecimientos. Provoca entendimiento y empatía, mientras que el periodismo te invita a analizar. Pero cuando empiezas a analizar las vidas de los humanos, olvidas la parte humana, aunque la guerra sea un conflicto puramente humano. Eso es lo que marca la diferencia entre las estadísticas y la tragedia que significa que maten a una sola persona, cuyo nombre conoces.

FN: ¿Sigue en condiciones de escribir a pesar de estar en medio de otra guerra, dado que vive principalmente en Kiev?

AK: I haven't been able to write fiction since February 2022 [the start of Russia's full-scale invasion of Ukraine], I tried several times to come back to my unfinished novel, but have failed so far. I do write articles, and essays but less. Partially, this is because I am tired, but also because there is less demand. People across the world are getting used to this idea that this war will last for a long time, and everything they wanted to know about Ukraine, they know at at this point. So new texts about Ukraine are becoming less political because the politics of this war are very well known.

But we will have a huge cultural gap because of the war. And not just because writers are being killed or serve as soldiers and don't have time to write. But also because many authors write fiction that borders with propaganda, because books can be weaponized. But then there is a danger that the aggressor and everything connected to it gets dehumanized.  No doubt this will be an interesting topic for future philologists to study.

AK: No he podido escribir ficción desde febrero de 2022 [inicio de la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia], he intentado varias veces de retomar una novela que sigue inconclusa, pero hasta ahora no lo he logrado. Sigo escribiendo artículos y ensayos, pero con menor frecuencia. En parte, es porque estoy cansado, pero también porque hay menor demanda. La gente de todo el mundo se está acostumbrando a la idea de que esta guerra durará por mucho tiempo, y ya conocen todo lo que querían saber sobre Ucrania.

Pero vamos a experimentar una brecha cultural gigantesca por culpa de la guerra. Y no solo porque están matando escritores o sirven como soldados y ya no tienen tiempo para escribir. También es porque muchos autores escriben ficción que bordea con la propaganda, ya que los libros pueden utilizarse como armas ideológicas. Pero entonces existe el peligro de que el agresor y todo lo que se le relacione se deshumanice. Sin duda, será un tema interesante de estudio para futuros filólogos.

FN: ¿Es posible evitar que los medios y la literatura narrativa centrada en Ucrania se trate exclusivamente de la guerra, pues representan al país de una manera muy reduccionista?

AK: Almost all literature, including poetry, is now about the war. But this is also supported by the publishing industry abroad: All the books being translated from Ukrainian are about the war. Foreign publishers also request Ukrainian refugees to write books about their experiences. So now we have a new ‘refugee literature,’ yet soon those books about war and refugees will loose their appeal. Then Ukraine will need a new breakthrough with some kind of a super-novel to change all of that.

AK: En estos momentos, casi toda la literatura, incluso la poesía, habla sobre la guerra. Pero la industria editorial extranjera también es responsable de esto: Todos los libros traducidos de ucraniano actualmente hablan de la guerra. Las editoriales extranjeras también le piden a los refugiados ucranianos que escriban libros sobre sus experiencias. Así que ahora tenemos un nuevo género de «literatura de refugiados», pero pronto estos libros de la guerra y la vida de los refugiados perderán su atractivo. Entonces Ucrania necesitará hacer un nuevo descubrimiento con alguna supernovela para cambiar todo eso.

Para más información, lee la recopilación de Global Voices de ensayos de escritores ucranianos que se quedaron en Ucrania después de febrero de 2022: La historias de Guerra de Ucrania.

FN: ¿Cómo está el panorama de la lectura en Ucrania actualmente?

AK: Inside Ukraine, people read books and want to read about Ukraine and its history, particularly those written by the intellectual elite of the 30s that was eliminated during Stalinist purges, and is known as the ‘executed Renaissance’. Some bookshops are operating, they are certainly not crowded and sales are low, except if there is a reading and signing of a book. Basically, no book event means no sale. Near my place there are weekly readings of prose and of poetry in a literary cafe, something you can see in Kyiv, but also in Lviv. People are now actually preparing for the September Lviv Book Fair. A few new projects are also being organized in the west of Ukraine.

AK: En Ucrania, la gente aún lee libros y le interesa leer sobre Ucrania y su historia, especialmente sobre los libros que escribió la elite de intelectuales de la década de 1930, textos que las purgas Estalinistas eliminaron, en un suceso que también se conoce como «Renacimiento fusilado». Algunas librerías siguen abiertas, pero es cierto que no están abarrotadas y las ventas son escasas, a menos que haya una lectura y firma pública de algún libro. En pocas palabras, si no hay evento, no hay ventas. Hay un café literario cerca de donde vivo, donde hay lecturas semanales de prosa y poesía. Es algo que puedes ver en Kiev, pero también en Leópolis. En estos momentos la gente se está preparando para la Feria del Libro de Leópolis de septiembre. Se están organizando nuevos proyectos en el oeste de Ucrania.

FN: ¿Cuál es su relación personal actual con el ruso y el ucraniano?

AK: I learnt Ukrainian in the Soviet period, and worked as a copy editor of translations of foreign novels into Ukraine. I write prose in Russian, and non-fiction in Ukrainian and English. As most bookshops do not want to sell books in Russian, it makes no sense for publishers to publish paper versions in Russian, but with e-books it is much easier).

There will be an interesting situation after the war: Unless it changes the constitution, the Ukrainian government has to guarantee the development of  ‘Russian and other minority languages.’ Now of course Russian is the language of the enemy, and there is a campaign to remove it. But people still speak Russian on the streets, and in some cities, almost only Russian, like in Odesa. To be clear, speaking Russian is a social phenomenon, not an ethnic one. And yet Russia killed many Russian-speakers in places like Mariupol, so the number of russian-speakers is being reduced. Besides, many younger generation are switching to Ukrainian, and refuse to speak Russian.

AK: Aprendí ucraniano en la época soviética, y trabajé como corrector de novelas extranjeras traducidas al ucraniano. Escribo prosa en ruso, y no ficción en ucraniano e inglés. Como las tiendas no quieren vender libros en ruso en este momento, no tiene sentido para las editoriales publicar versiones físicas en ruso, pero es mucho más sencillo cuando se trata de libros digitales.

Nos vamos a encontrar con una situación muy interesante después de la guerra: A menos que se cambie la Constitución, el Gobierno ucraniano debe garantizar el desarrollo del «ruso y de cualquier otro idioma minoritario». Es cierto que el ruso es el idioma del enemigo, y que existe una campaña para eliminarlo. Pero la gente sigue hablando ruso en las calles, y en de algunas ciudades, como en Odesa, se habla casi exclusivamente ruso. Para que quede claro, hablar ruso es un fenómeno social, no étnico. Y sin embargo, Rusia mató a muchos rusoparlantes en lugares como Mariúpol, por lo que el número de rusoparlantes se está reduciendo. Además, muchas personas de las generaciones más jóvenes prefieren el ucraniano y se niegan a hablar ruso.

Varios autores de Global Voices han escrito sobre la relación personal que tienen con el ruso desde febrero de 2022. Para más información, leer: Cómo llegué a despreciar mi lengua materna en Ucrania y Cómo la guerra en Ucrania torció mi lengua.

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