Periodistas encaran la dura realidad del aumento de la violencia e inseguridad en Afganistán

Fotografía de Yosuf.mohseni CC BY-SA 4.0.

A principios de noviembre, un hombre bomba atacó un salón en Kabul poco después de que finalizara una asamblea política. Entre las 19 víctimas, entre las que hubo 11 civiles, estaba Husain Nazari, camarógrafo del canal de televisión Rah-e-Farda. Taqi Sadeed, reportero y colega de Husain Nazari, también salió herido en la explosión del 16 de noviembre.

Los ataques de ese tipo han pasado a ser parte de la rutina en la capital de Afganistán, mientras el frágil Gobierno de la Unidad Nacional lucha por manejar la creciente insurgencia dirigida por los talibanes y los grupos leales a ISIS. Desde la primera línea Posicionados al frente de los acontecimientos políticos principales, los periodistas representan un grupo que está en particular riesgo a medida que la violencia e inseguridad se intensifican.

Es lamentable que el camarógrafo de FardaTV, Hussain Nazari, falleciera tras sufrir heridas de la explosión de ayer en Kabul en el área de LabeJar. Q.D.E.P. compañero.
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Esto sucedió el el 7 de noviembre, días antes de que la estación de televisión privada Shamshad TV fuera tomada por asalto por insurgentes de ISIS, que detonaron explosivos en la puerta del edificio principal de la difusora en Kabul. Un guardia de seguridad murió y docenas de personas quedaron heridas.

Un presentador que resultó herido durante la explosión regresó a la televisión el mismo día, con vendajes en las manos.

Resistencia afgana: este presentador sufrió heridas por el ataque del estado islámico en Shamshad TV, ahora está de regreso en su programa para analizar el ataque.

El presidente Ashraf Ghani tuiteó:

Visité Shamshad TV esta tarde y me reuní con el personal, pese a afrontar el cobarde ataque tienen la determinación de continuar con sus labores. Elogio su decisión de no permitir que el miedo y el terrorismo quebranten su espíritu y les agradezco por su sacrificio y compromiso con Afganistán.

Sediq Sediqqi, director del Centro de Información y Medios del Gobierno (GMIC, por sus siglas en inglés), tuiteó:

La libertad de prensa es uno de los logros más preciados que como nación, tenemos en los últimos 16 años; es tan vibrante ahora que nada la puede detener.

Sediqqi está en lo correcto al mencionar que el surgimiento de los medios libres se encuentra entre los logros notables registrados, después de la destitución del régimen Talibán realizada por una invasión dirigida por Estados Unidos en 2001.

Un sector de medios de comunicación modernizado e impresionantemente profesional surgió de la nada. Según algunos cálculos, existen ahora aproximadamente mil medios de comunicación e informativos que operan en el país, algunos con el apoyo de donadores internacionales; otros con el respaldo de acaudalados hombres de negocios.

No obstante, Sediqqi se equivoca al sugerir que nada puede revertir ese progreso.

En julio, el Comité para la Seguridad de los Periodistas Afganos (AJCS), organismo de vigilancia independiente, dijo que Afganistán es el segundo país más peligroso en el mundo para los periodistas, después de Siria.

De acuerdo con el comité, diez periodistas fueron asesinados en la primera mitad de este año, un incremento de 35% en comparación con el mismo periodo del año pasado.

Los periodistas afganos con frecuencia son abatidos e intimidados por todos lados en el conflicto constante del país.

¿Cada año será el «año más letal» para los medios de comunicación?

Esas cifras aparecieron luego de que el mismo comité denominara al año 2016 como el «más sangriento en la historia para los periodistas y medios de comunicación en Afganistán», 13 periodistas murieron en total. Los 101 casos de violencia en contra de los medios ese año representaron un aumento de 38% comparado con las cifras del año 2015.

El periodismo en este país pareció estar amenazado en enero del año pasado cuando TOLO News, la difusora privada más grande de la nación, fue blanco de ataque de los talibanes. Seis miembros del personal murieron y al menos otros 20 salieron heridos en el abominable ataque.

Los talibanes habían amenazado previamente a la cadena de televisión después de que esta reportara acusaciones de «ejecuciones sumarias, violación, secuestros y otros abusos cometidos por los combatientes talibanes durante la batalla por Kunduz», según Aljazeera.

El fortalecimiento de la insurgencia empeoró dramáticamente la atmósfera de miedo donde los periodistas se desenvuelven. Sin embargo, los grupos que abogan por los derechos mencionaron que el deseo de ganar la guerra de información del Gobierno ha conllevado a las autoridades ejercer cada vez más presión sobre los periodistas.

Ciertamente, «los grupos y personas afiliados al Gobierno fueron responsables de al menos 34 casos de violencia e intimidación en contra de colaboradores mediáticos» en 2017, según AJSC. Eso representa casi la mitad de toda la violencia e intimidación documentada en contra de los periodistas, desde enero a junio de este año.

Esas tendencias, acompañadas con la posibilidad de que la censura oficial aumente, hacen que la cruda advertencia de Human Rights Watch en 2015 sea más relevante que nunca:

Afghanistan’s Constitution and international law guarantee freedom of expression, including for the media. The fragile gains in media freedom since 2001 are sustainable only if the government, with the long-term support of donor governments, takes urgent measures to end the threats, intimidation, and violence against Afghan journalists and media organizations. Leadership is critical. To ensure that Afghanistan’s burgeoning media sector continues to develop and is not selectively silenced, the new administration of President Ghani and Chief Executive Officer Abdullah should publicly reiterate their support for media freedom and press government institutions to take decisive steps against those seeking to undermine it.

La Constitución de Afganistán y la ley internacional garantizan la libertad de expresión, incluidos los medios de comunicación. Los frágiles logros en la libertad de medios desde 2001 se pueden sostener solo si el Gobierno, con el apoyo a largo plazo de gobiernos donantes, toma medidas urgentes para acabar con las amenazas, intimidación y violencia en contra de los periodistas afganos y las organizaciones mediáticas. El liderazgo es crucial. Para asegurar que el creciente sector mediático de Afganistán continúe desarrollándose y no sea silenciado de manera selectiva, el nuevo gobierno del presidente Ghani y el consejero delegado Abdullah debería reiterar de forma pública su apoyo hacia la libertad de los medios y las instituciones gubernamentales de prensa tomar pasos decisivos contra quienes busquen minarla.

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