El dilema de los venezolanos que anhelan un cambio de Gobierno: ¿Votar o no votar?

«Venezuela en crisis» de Kenneth Rodríguez. Attribution-ShareAlike 4.0 International (CC BY-SA 4.0).

Este artículo se redactó con el apoyo de Naky Soto, analista política y comunicadora venezolana, y Luis Carlos Díaz, colaborador de Global Voices.

Las controvertidas elecciones presidenciales del 20 de mayo están a la vuelta de la esquina, y muchos venezolanos se preguntan si vale la pena votar.

Por una parte, no votar implicaría que no quede reflejado en las urnas el descontento con el gobierno actual. Por la otra, aunque votaran por el candidato opositor, tienen razones para dudar de la transparencia en el conteo de los votos. Según algunos estudios, la integridad del proceso electoral venezolano se ha visto comprometida desde el 2004, cuando el entonces presidente, Hugo Chávez, el hombre que dio paso a una era de políticas populistas y un poder ejecutivo centralizado, sobrevivió a un referéndum revocatorio.

A su vez, los analistas locales y del exterior señalan que el actual presidente, Nicolás Maduro, no ha sido precisamente respetuoso del espacio para la oposición política. En 2016, su gobierno bloqueó los esfuerzos para convocar un referéndum revocatorio contra su mandato, y al año siguiente, la Corte Suprema (ocupada por aliados de Maduro) suspendió la Asamblea Nacional, de mayoría opositora. La propia Corte asumió las funciones de la Asamblea y dio mayor poder a Maduro sobre la legislatura.

La estrategia, vista desde dentro y fuera del país como un «golpe de estado autoinfligido” y el fin oficial de la democracia en Venezuela, desencadenó una ola de protestas que fueron violentamente reprimidas, y que resultaron en una larga lista de personas encarceladas y torturadas.

A pesar de que las protestas de Venezuela ya no son el centro de atención de los medios internacionales, el movimiento en las calles no ha cesado. Aunque en menor cantidad que en 2017 y con una violenta respuesta de la policía y otros grupos armados, los venezolanos protestan contra las condiciones económicas insostenibles, como la cantidad récord de niños que mueren de desnutrición, la escasez de medicamentos que ronda el 85% y la tasa de inflación que se prevé que ascienda en 13.000 por ciento, entre muchas otras.

Una oposición dividida en una elección poco sólida

Dado que la Asamblea Nacional Constituyente, organismo creado para sustituir a la Asamblea Nacional suspendida en 2017, convocó a elecciones que luego pospuso para mayo, numerosas organizaciones de derechos humanos denuncian la falta de fundamento legal de esta estrategia y acusan al Gobierno de manipular las elecciones. Además, otros paises de la región y de otros continentes se han negado a reconocer los resultados. Así lo explica José Ignacio Hernández en el medio en línea Caracas Chronicles:

There are more than enough reasons to doubt the election will be fair. The clear violation of the Venezuelan Constitution by the fraudulent constituent assembly; the lack of independence of the National Electoral Council; the arbitrary political bans on political parties and leaders of the opposition; the political bias of the Supreme Tribunal; the absence of electoral accountability, and the supra-constitutional powers of the illegitimate constituent assembly: all of these are established. In addition, the international community, from the United States and the European Union to Colombia, Argentina and Peru, have already said that they will not recognize such elections. Even to consider participating in this blatant fraud of an election called by the ANC is outrageous.

Hay razones más que suficientes para dudar de que la elección sea justa. La clara violación a la Constitución venezolana mediante una asamblea constituyente fraudulenta, la falta de independencia del Consejo Nacional Electoral, las políticas arbitrarias de prohibición a los partidos y líderes políticos de la oposición, el sesgo político de la Corte Suprema, la ausencia de transparencia electoral y las facultades supraconstitucionales de la ilegítima asamblea constituyente: todo esto ya está establecido. A esto se suma que la comunidad internacional, desde Estados Unidos y la Unión Europea hasta Colombia, Argentina y Perú, ya han expresado que no reconocerán los comicios. El solo pensar en participar de este evidente fraude electoral convocado por la ANC es vergonzoso.

Al mismo tiempo, para el analista Felix Seijas y el renombrado escritor Alberto Barrera Tyszka, el Gobierno aprovecha las fracturas que mantienen a la oposición débil y en desventaja. Según Seijas:

Después de ser derrotados en octubre en elecciones provinciales que fueron consideradas como fraudulentas, la mayoría de los miembros de la coalición opositora MUD decidió no participar en el próximo concurso. La voluntad del gobierno de rellenar las papeletas, romper las reglas electorales y limitar a los votantes de la oposición a llegar a las urnas significa que casi no hay riesgo de que Maduro pierda.

Por su parte, Barrera Tyszka señala los aspectos que crean condiciones muy desfavorables para unas elecciones libres y justas:

Las elecciones en Venezuela están diseñadas como una estafa perfecta. El gobierno elige a todos los candidatos, establece las reglas de juego, no permite auditorías ni ningún tipo de observación independiente, extorsiona a los votantes con comida y medicinas, mientras la población menos necesitada se debate moralmente entre votar o no votar.

Votar o no votar: ¿Esa es la cuestión?

Dadas las circunstancias y todo el ambiente que rodea estas elecciones, quienes se oponen al gobierno se ven inmersos en un tenso debate entre votar o no votar. Por otra parte, los candidatos opositores al presidente Maduro, Henri Falcón y Javier Bertucci, no parecen tener oportunidades reales. Para quienes decidieron quedarse en casa, negarse a votar equivale a no colaborar con lo que consideran que no es más que una estrategia falaz del Gobierno para aferrarse al poder.

Como era de esperarse, los usuarios de las redes sociales (especialmente de Twitter) exponen distintos puntos de vista sobre las elecciones:

El analista Fernando Mires dijo en el medio en línea Polis:

Para los partidarios de la no-participación, [votar] en elecciones bajo condiciones determinadas por la parcialidad del CNE, con cientos de presos políticos, con líderes inhabilitados, con miles y miles de exiliados a los que se ha arrebatado el derecho a voto […] significaría contribuir a la legitimación del poder dictatorial. […Sin embargo] No participar en las elecciones llevaría a los defensores de esta opción a entregar toda iniciativa a la dictadura, o lo que es peor, a regalar la elección sin oponer nada en contra.

Lo que parece claro es que los simpatizantes y representantes del chavismo siguen formando un frente unido, en contraste con la oposición y sus seguidores. Con todo y eso, a pesar de los planes y estrategias, los sabotajes y las protestas, la mayoría de los venezolanos sigue viviendo a merced de la enorme crisis que empuja constantemente a miles de personas a huir del país para escapar de las violaciones a los derechos humanos, la escasez de alimentos y la violencia urbana e institucional.

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