Conectando los puntos: Programa «Motus» usa tecnología para seguir aves migratorias en el Caribe

Gráfico de la Colaboración Motus del Caribe, cortesía de BirdsCaribbean, usado con autorizacion. Las estaciones receptoras de Motus funcionan como las cabinas de peaje automatizadas de las autopistas; cada vez que un ave pasa a}sobre la estación, se registra, como las cabinas de peaje automatizadas registran las matrículas. Las estaciones tienen un alcance de 15 km. Foto de la torcaz de Maikel Cañizares.

En todo el Caribe, miles de aves de todos los tamaños y especies se preparan para su largo viaje de regreso a sus zonas de cría en el norte. Es la época de la migración, y se conmemora con el Día Mundial de las Aves Migratorias, creado por el Centro Smithsoniano de Aves Migratorias en 1993. Desde entonces, los amantes de las aves norteamericanos lo celebran cada mayo, mientras que los observadores de aves del Caribe, Centroamérica y Sudamérica lo celebran en octubre.

Una de las preguntas que se plantean los conservacionistas es cómo determinar cuáles de las aproximadamente 200 especies migratorias están volando en un momento determinado. ¿Hacia dónde van? ¿Su viaje es de cientos o miles de kilómetros? ¿Dónde se detienen para descansar y alimentarse? Ahora, un programa innovador podría ayudar a arrojar luces sobre la migración de aves.

Diseñado con el objetivo de posibilitar la conservación y la investigación ecológica mediante el seguimiento de los movimientos de los animales, el Sistema de Seguimiento de la Vida Silvestre Motus es una potente red de investigación colaborativa desarrollada por Birds Canada. Llamado así por la palabra latina que significa movimiento, Motus utiliza la radiotelemetría automatizada para estudiar los movimientos y el comportamiento de criaturas voladoras, como aves, murciélagos e insectos, nanoetiquetados y rastreados por los receptores Motus.

Curruca de Kirtland equipada con una nanoetiqueta ligera. Estos minúsculos transmisores, de apenas 0,2 g de peso, permiten a los investigadores seguir con precisión los movimientos de pequeños animales a lo largo de miles de kilómetros. Foto de Scott Weidensaul, cortesía de BirdsCaribbean, usada con autorizacion.

El sistema consta de cientos de estaciones receptoras y miles de nanoetiquetas colocadas en más de 236 especies, en su mayoría aves. Gracias a los datos de esta red, los científicos ya han ampliado sus conocimientos sobre las aves y han podido determinar las rutas migratorias y las principales zonas de descanso, y también los movimientos, el uso del hábitat y los rituales durante las temporadas de cría y no cría. Esta nueva tecnología y la creciente red de asociaciones e intercambio de datos tienen un gran potencial para la conservación de las aves y los animales.

La tecnología es también una valiosa herramienta educativa que puede hacer avanzar la educación para la conservación, dentro y fuera del aula. Birds Canada y Northeast Motus Collaboration han elaborado un plan de estudios que combina actividades interactivas en el aula con herramientas de rastreo de Motus, que pueden usarse para enseñar a los niños sobre las aves, la migración y la conservación.

Aunque Motus es una plataforma ampliamente establecida en Canadá y Estados Unidos y está empezando a extenderse por América Central y del Sur, actualmente no hay estaciones receptoras activas en el Caribe. Cuantas más estaciones Motus haya establecidas, mayor será el conocimiento de por dónde se mueven las aves marcadas. Además, muchas especies amenazadas y vulnerables que viven o migran a la región aún no están marcadas.

Se trata de un vacío geográfico crítico que la organización no gubernamental regional BirdsCaribbean está dispuesta a llenar. Encabezará la Colaboración Motus del Caribe (CMC) en un esfuerzo por ampliar la red Motus a nivel regional. El plan consiste en instalar y mantener estaciones receptoras en lugares estratégicos de las islas, desplegar nanoetiquetas en especies de aves prioritarias y aplicar un plan de estudios especialmente adaptado al Caribe.

El Caribe insular es un «cetnro neurálgico» de la biodiversidad mundial, que alberga más de 700 especies de aves. Aproximadamente la mitad son regionales, incluidas 171 que son endémicas del Caribe. La otra mitad son migratorias, que divide su tiempo entre hábitats templados y tropicales en las Américas, y aparecen en diversos países a lo largo del camino.

En este mapa de estaciones receptoras Motus, los puntos amarillos representan las estaciones activas, y el recuadro blanco delimita los parámetros del Caribe insular. Algunas estaciones Motus que se instalaron en varias islas quedaron dañadas por tormentas y huracanes, y necesitan reparación. Imagen por cortesía de BirdsCaribbean, usada con autorizacion

Para algunas aves migratorias, el Caribe es el refugio invernal perfecto: llegan a principios del otoño y se quedan hasta la primavera. Otras usan una o más islas como lugares de parada para descansar y repostar mientras vuelan entre sus zonas de cría e invernada más al sur. Se queden o se vayan, son visitantes muy queridos, que reflejan el paso de las estaciones e inspiran las expresiones culturales de la región, desde el folclore hasta la música.

Sin embargo, las poblaciones de aves están disminuyendo: 59 especies caribeñas están en peligro de extinción, 30 están catalogadas como vulnerables, 24 en peligro y cinco en peligro crítico, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Según un estudio reciente, desde 1970 se ha perdido casi el 30 % de las poblaciones de aves de América del Norte, y las especies caribeñas se encuentran entre las muchas que están en problemas.

Las aves del Caribe se enfrentan a toda una serie de amenazas, como la pérdida y fragmentación del hábitat, la contaminación y las especies invasoras. Además, la crisis climática se ha convertido en un peligro constante para la región, no sólo para las personas, sino también para la fauna, ya que la región tiene huracanes cada vez más intensos, largas sequías y cambios drásticos en el ambiente marino.

Aunque la investigación sobre las aves del Caribe ha progresado considerablemente en las últimas décadas, todavía falta información básica sobre muchas especies. Los conocimientos adquiridos gracias a las colaboraciones de Motus son esenciales para salvaguardar las aves a lo largo de todo su ciclo vital y revertir el declive de sus poblaciones.

Los gestores de recursos naturales y las organizaciones ambientales del Caribe usarán la información de la red Motus para identificar los principales lugares donde viven las aves residentes y migratorias de la región. Una vez identificados, los integrantes de la red caribeña y y en otros lugares podrán centrar su trabajo en estas zonas, y proteger estos lugares.

La iniciativa también contribuirá al desarrollo de programas locales de investigación y educación ambiental, a través de los cuales se espera que se multipliquen los conocimientos locales y el aprecio por las aves, situación favorable a todos, para las aves y para quienes trabajan para conservarlas en la región.

Es una esperanza que se vio alentada por el reciente anuncio del gobierno de Joe Biden de que revocará una norma muy controvertida iniciada por el expresidente estadounidense Donald Trump para debilitar la Ley del Tratado de Aves Migratorias. Esta ley protegía a las aves desde 1918, hacía ilegal perseguir, cazar, disparar, herir, matar, atrapar, capturar o recoger aves migratorias, sus huevos o nidos, o intentar hacerlo sin autorización. Aunque la polémica norma entró en vigor el 8 de marzo, en breve será sustituida por nuevas directrices. Los ornitólogos y los defensores de la vida silvestre de todo el continente americano consideran este avance como una gran victoria.

Por el momento no está claro qué isla del Caribe será la primera en establecer una estación receptora para seguir los movimientos de sus frágiles poblaciones de aves en sus viajes de ida y vuelta de sur a norte, pero la esperanza es que el programa se extienda rápida y abundantemente por todo el archipiélago.

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