Oleada de asesinatos rivaliza con «tercera ola» de COVID-19 en Jamaica

Policía en comunidad jamaicana tomada durante el estado de emergencia del país, 2010. Foto de BBC World Service en Flickr (CC BY-NC 2.0(.

En las noticias nocturnas de la televisión, hay lágrimas y recriminaciones de los familiares mientras los vecinos curiosos se reúnen para contemplar la escena de otro asesinato. Mientras Jamaica se abre paso a través de una desalentadora «tercera ola» de la pandemia de COVID-19, continúa otra tendencia insidiosa y aparentemente intratable: el aumento de la tasa de homicidios.

A lo largo de una reciente serie de encierros de tres días para combatir el creciente número de infecciones por COVID-19 -en el periodo comprendido entre el 22 de agosto y el 14 de septiembre-, los delitos violentos no han disminuido. Según las últimas estadísticas de la Policía, los asesinatos han aumentado un 10,5 % en comparación con el mismo periodo de 2020. Con 991 asesinatos hasta el 11 de septiembre, la isla está a punto de alcanzar la marca de los mil asesinatos cometidos este año.

Tres divisiones policiales, dos en la capital, Kingston, y una en la zona de St. James en Montego Bay, en la costa norte del país, han registrado las cifras más altas este año. Según la Policía, hasta el 72 % de los asesinatos han sido obra de bandas.

La organización regional de investigación criminal Insight Crime informó que Jamaica tuvo la tasa de homicidios más alta de la región de América Latina y el Caribe en 2020, con 46,5 por cada 100 000, por delante de Venezuela y Honduras..

Cada vez que aumenta la tasa de homicidios o un crimen de gran repercusión –como fue el caso del reciente asesinato de cuatro miembros de una familia– los jamaicanos expresan su profunda preocupación por el aumento de la tasa de delitos violentos. Un jamaicano tuiteó:

Realmente tenemos que hacer algo con la delincuencia. ¿Vamos a seguir actuando como si esto fuera normal?

El comentarista público Kevin O'Brien Chang publicó algunas cifras inquietantes durante un debate en Twitter:

Está bien que la gente diga que la situación de la delincuencia está arraigada y no va a cambiar. Pero es que tiene que cambiar. No podemos levantar las manos y decir «son las bandas». Hombres, mujeres y niños están sufriendo y muriendo. Al menos así lo veo yo.
————–
¿Por qué no?
Lo hacemos desde 1965.
Cuando nuestra tasa de asesinatos era un 30% menor que en EEUU.
Ahora es 20 veces mayor.

El Gobierno ha tomado una serie de medidas para combatir la delincuencia en los últimos años. Como las Zonas de Operación Especial, que el Parlamento amplió en cinco comunidades en julio durante 60 días. En ese momento, el Ministro de Seguridad Nacional, Horace Chang, dijo que este enfoque había «impactado positivamente en las vidas» de los habitantes de la comunidad. Sin embargo, los asesinatos y la actividad de las bandas persisten en algunas de estas zonas.

A mediados de 2020 se firmó un Consenso Nacional sobre la Delincuencia, acuerdo entre el Gobierno, la oposición parlamentaria, el sector privado y la sociedad civil, que establecía una hoja de ruta para reforzar la legislación sobre la delincuencia y la lucha contra la corrupción. Sin embargo, un comité de supervisión, presidido por el director de la Cámara de Comercio de Jamaica, expresó su preocupación por el incumplimiento de los plazos de junio de 2021 para varias acciones específicas.

Mientras tanto, el ministro Chang ha prometido presentar varias leyes nuevas en la actual sesión parlamentaria para combatir la delincuencia.

Este repentino aumento de los asesinatos –24 en una semana y 18 en un periodo de 48 horas– motivó una rueda de prensa del Comisario de Policía, el General de División Antony Anderson, el 15 de septiembre. Señalando que en el 92 % de esos asesinatos estaban implicadas las armas, el Comisario destacó la necesidad de reformar las leyes de armas de Jamaica, y calificó el arma de «herramienta de muerte».

Un joven jamaicano comentó en Twitter:

18 asesinatos en 48 horas…

Por cierto, no hay una guerra civil.

Según una encuesta publicada a principios de septiembre, el 27 % de los encuestados consideraba que la delincuencia había superado al COVID-19 como principal problema del país. Los participantes en otro importante sondeo de opinión realizado en febrero/marzo de este año creían que deberían emplearse más soldados para hacer frente a la delincuencia, ya que la percepción es que son más fiables que la Policía. Los jamaicanos tienen una relación complicada con sus fuerzas policiales, derivada de una falta de confianza basada en casos pasados de violencia policial y abuso de poder.

Mientras tanto, la pobreza, la falta de oportunidades económicas y la falta de cohesión social se citan a menudo como las causas fundamentales de la delincuencia en zonas como West Kingston, donde el infame líder de la banda Christopher «Dudus» Coke tuvo el control.

En la rueda de prensa, el comisario Anderson subrayó que las actuales penas no privativas de libertad impuestas por la posesión ilegal de un arma de fuego no son para nada disuasorias, y añadió:

They [the perpetrators] need to be in jail for a long time […] We have to take a different approach to the guns that are out there killing our people.

[Los autores] tienen que estar en la cárcel durante mucho tiempo […]. Tenemos que adoptar un enfoque diferente con respecto a las armas que están por ahí matando a nuestra gente

La Policía de Jamaica (JCF) tuiteó un extracto:

Durante la sesión informativa virtual celebrada hoy, el Comisario de Policía, el general de división Antony Anderson, destacó la necesidad de endurecer las consecuencias de los delitos relacionados con armas.

En respuesta a una pregunta de los medios sobre los delitos que se cometen durante los encierros y toques de queda, el comisario señaló:

Lockdown is a COVID prevention measure, it’s not a murder prevention measure.

El confinamiento es una medida de prevención de COVID, no es una medida de prevención de asesinatos.

En un programa de radio con el presentador Cliff Hughes, el comisario Anderson se mostró aún más contundente:

Para que las leyes actúen como elemento disuasorio de la delincuencia, debe haber consecuencias por su incumplimiento. Las víctimas sufren las consecuencias de las acciones delictivas, pero a menudo los delincuentes no enfrentan ninguna consecuencia real.

Aunque el comisario de Policía parecía señalar indirectamente a los legisladores y al sistema judicial, la percepción pública de la corrupción en la Policía de Jamaica persiste. Incluso se ha sugerido que se paga a la Policía para que haga la vista gorda ante las fiestas ilegales que tienen lugar durante los periodos de confinamiento de COVID-19.

Las denuncias de mala conducta policial, como el reciente corte el pelo a una chica rastafari en una comisaría, son investigadas por la Comisión Independiente de Investigaciones (INDECOM), que señala que recibió 251 denuncias de agresión y conducta no profesional de la Policía en los primeros seis meses de 2021.

Al igual que muchas otras organizaciones implicadas en la lucha contra el COVID-19 y la delincuencia, el INDECOM tiene una enorme carga de trabajo y, a los ojos de la opinión pública jamaicana, ambas cuestiones se disputan el puesto de «principal problema» de la isla. Por el momento, el problema de la delincuencia a largo plazo es más acuciante, ya que las soluciones son complejas y parecen todavía algo inalcanzables.

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