Acusan a autoridades serbias de espiar a ciudadanos rusos de visita a pedido del Kremlin

Ministro del interior de Serbia, Aleksandar Vulin, visita Moscú, 2 de diciembre de 2021. Foto: imagen en miniatura de un video de YouTube publicado por el Ministerio del Interior de Serbia (uso legítimo).

Este artículo se basa en la cobertura original de Truthmeter.mk. Reproducimos una versión editada en virtud de un acuerdo para compartir contenido entre Global Voices y la Fundación Metamorphosis.

El ministro del Interior serbio, Alexander Vulin, entregó en Moscú al secretario de Seguridad Nacional ruso, Nikolai Patrushev, imágenes de una reunión de líderes opositores rusos que grabó la Agencia de Inteligencia de Seguridad serbia en Belgrado en mayo. Así informó el portal serbio Nova.rs el 8 de diciembre de 2021.

Además, Patrushev es el director del Servicio Federal de Seguridad, organismo sucesor del KGB de la Unión Soviética. Su reunión con Vulin tuvo lugar el 14 de mayo.

El diario serbo Danas informó que en la reunión Patrushev agradeció a Vulin las escuchas telefónicas d la reunión de Belgrado celebrada por miembros de la oposición rusa. A los grupos opositores les ha resultado difícil organizar reuniones en Rusia, por lo que eligieron Belgrado, ya que no necesitan visados para entrar en Serbia.

Poco después, el 31 de junio, Alexander Pivovarov, líder de la oposición rusa, fue detenido en Moscú y a diciembre de 2021 seguía detenido. Participó en la reunión de mayo en Belgrado con otro opositor, el periodista Vladimir Kara-Murza, que tuiteó sobre la detención.

Otro disidente ruso, el empresario Mikhail Khodorkovsky, que vive exiliado en el Reino Unido, también comentó la detención de Pivovarov.

Resulta que la policía secreta serbia graba las conversaciones de los activistas rusos y las envía al Servicio Federal de Seguridad.
La historia no nos enseña, pero [el tribunal penal internacional de] La Haya nos espera.

Hasta diciembre de 2021, Vulin no había confirmado ni desmentido la relación entre la supuesta entrega de cintas de vigilancia y la detención.

Grupos de trabajo contra movimientos democráticos

Como parte de su cobertura, Nova.rs anunció que Rusia y Serbia habían formado un grupo de trabajo conjunto para combatir las llamadas «revoluciones de colores», un término que utilizan despectivamente los aliados del Kremlin como parte de una teoría de conspiración que afirma que los movimientos de protesta contra los Gobiernos autocráticos y populistas no son auténticos sino dirigidos por  Occidente. La tarea de este grupo de trabajo es reprimir las protestas civiles y vigilar a los medios independientes, la oposición y las organizaciones de la sociedad civil.

Cuando los reporteros de N1 TV les preguntaron por el grupo de trabajo, el presidente serbio Aleksandar Vučić y la primera ministra Ana Brnabić dijeron que «recién se enteraban», y añadieron que «[la información] tendrá que comprobarse ya que esto no se ha debatido en una sesión de Gobierno».

El hecho de que las «revoluciones de colores» sean objeto de conversaciones entre Vulin y Patrushev figura en un comunicado oficial del Ministerio de Interior de Serbia, tras la visita del ministro de interior serbo a Moscú el 3 de diciembre.

«На састанку је истакнуто да су «обојене револуције» постале, већ традиционални инструмент политике одређених центара моћи и земаља које имају за циљ нарушавање државности и губитак суверенитета под изговором демократизације и констатовано да се слободне земље морају томе одупрети.»

En la reunión se destacó que las «revoluciones de color» se han convertido en un instrumento político tradicional de algunos centros de poder y países, con el objetivo de socavar la estatalidad y la pérdida de soberanía bajo el pretexto de la democratización, y se subrayó que los países libres deben resistirse.

El 9 de diciembre, el diario Danas de Belgrado informó que habían revisado un documento relacionado con la reunión, que incluía una petición de las autoridades serbias a las autoridades rusas para que les proporcionasen tecnología de vigilancia para contrarrestar los «disturbios masivos». Las autoridades serbias pidieron a la Federación Rusa que formara a la Policía serbia en el uso de su sistema técnico de rastreo de instalaciones y sospechosos, y que diera capacitación en ciberseguridad, para luchar con más éxito contra las «revoluciones de colores».

Según Danas, el documento afirma que las dos únicas tareas del grupo de trabajo serbio-ruso para reprimir las «revoluciones de colores» son «la regulación normativa del trabajo de organizaciones no gubernamentales» y «la consideración de los medios para contrarrestar los disturbios masivos y los intentos de desestabilizar el orden».

Además, el artículo de Danas señalaba que el documento se refiere al Grupo de Trabajo para Contrarrestar las Revoluciones de Color como operativo, tras su fundación en mayo de 2020. El periódico mencionaba a Mladen Jovanović, director de la red de la sociedad civil Coalición Nacional para la Descentralización, que afirmó que, en esencia, el grupo de trabajo socava el orden constitucional de la República de Serbia:

Najpre, ona služi da se na mala vrata ograniče slobode okupljanja, udruživanja, govora i mišljenja, koje su ustavom zagarantovane. Zatim, ovakav plan predstavlja zloupotrebu policije u borbi sa političkim neistomišljenicima…

Ante todo, sirve como un mecanismo de puerta trasera para limitar las libertades de asamblea, expresión y opinión, consagradas por la Constitución. Además, este plan representa un abuso policial en la lucha contra los oponentes políticos…

En su declaración para Danas, Jovanović señaló que «tras la formación del grupo de trabajo, las autoridades de Serbia emprendieron acciones contra periodistas y activistas de la sociedad civil» ya que la Oficina de Lucha contra el Blanqueo de Capitales de Serbia inició investigaciones injustificadas contra ellos por «supuesto blanqueo de dinero y financiación del terrorismo internacional».

Este modelo de presión administrativa y judicial contra la sociedad civil y los medios independientes se desarrolló en Rusia, donde se exige a estas organizaciones que se etiqueten «agentes extranjeros». Ha sido aplicado por otros regímenes afines al Kremlin en la región, como Hungría y Macedonia del Norte (2016-2017).

Más detalles sobre el caso Pivovarov

También el 9 de diciembre, Vladimir Kara-Murza, periodista y opositor político ruso, se refirió a esta estrecha cooperación entre las fuerzas de seguridad serbias y rusas en un comunicado para Radio Free Europe (RFE).

Confirmó que Andrei Pivovarov y él organizaron un «seminario de representantes municipales rusos» en Belgrado en mayo, y que dos semanas después su colega, y frecuente crítico de las políticas de Kremlin, había sido detenido en San Petersburgo, y seguía en prisión.

El 7 de diciembre, en un artículo publicado por radio Eco de Moscú, en el que se citaba un artículo anterior de Danas, Kara-Murza afirmaba que la Agencia de Inteligencia y Seguridad de Serbia, como también el ministro del interior serbio Aleksandar Vulin, participaron en la detención de Pivovarov.

Kara-Murza señaló que la detención de Pivovarov fue «al estilo bielorruso», es decir, similar a la mucho más famosa detención del disidente bielorruso Raman Pratasevich a principios de mayo de 2021. A Pivovarov lo sacaron de un avión en rodaje con destino a Varsovia, justo antes de despegar el 31 de mayo.

En octubre, RFE informó que Pivovarov había sido acusado de liderar una organización «indeseable», acusación que se deriva de una ley rusa de 2015 que se ha utilizado en repetidas ocasiones para atacar a las voces críticas.

Cooperación serbia con Rusia

En el artículo más extenso sobre el caso, Radio Free Europe (RFE) ofrece un breve resumen de las relaciones entre Serbia y Rusia. Las autoridades serbias describen las relaciones con la Federación Rusa como «excelentes» e, incluso, «fraternales», ya que ambos Gobiernos apoyan mutuamente sus reivindicaciones territoriales en los organismos internacionales: la interrupción de la independencia de Kosovo para Serbia, y el territorio ucraniano anexionado de Crimea para Rusia.

Según informa la agencia de noticias Associated Press, la cooperación entre Serbia y Rusia para combatir las «revoluciones de colores» es contradictoria con las aspiraciones serbias de ingresar en la Unión Europea:

“Although formally seeking EU membership, Serbia has refused to align its foreign policies with the 27-nation bloc and has instead strengthened its political, economic and military ties with Russia and China.”

Aunque busca formalmente la adhesión a la Unión Europea, Serbia se ha negado a alinear su política exterior con el bloque de los 27 y, en cambio, ha reforzado sus vínculos políticos, económicos y militares con Rusia y China.

El 2 de diciembre, el Ministro del Interior serbio Vulin visitó de nuevo Moscú, oficialmente para discutir la compra de sistemas de misiles Panzer-C1 y la apertura de una oficina del Ministerio de Defensa ruso en Belgrado. El 3 de diciembre, el medio serbio Direktno.rs afirmó que la visita era para recibir directrices sobre cómo hacer frente a las protestas masivas que se están produciendo actualmente en toda Serbia.

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