Para muchos activistas políticos, periodistas y artistas de Hong Kong, Taiwán sigue siendo la última sociedad libre de habla china donde pueden operar. Global Voices entrevistó al renombrado artista hongkonés Kacey Wong, que se fue a Taiwán en 2021.
En Hong Kong, Kacey Wong (nombre chino: 黃國才) era y sigue siendo una celebridad como uno de los artistas contemporáneos más francos. A partir de 2014, cuando el territorio empezó a perder las libertades políticas que lo habían convertido en un lugar único durante décadas, combinó su creatividad con el arte de protesta para enfrentar el creciente autoritarismo. Tras estudiar en Estados Unidos y Australia, Wong se hizo arquitecto, pero decidió seguir estudiando en el Reino Unido para convertirse en artista. Más tarde, impartió clases de arte en la Universidad China de Hong Kong y se convirtió en un artista de gran proyección y galardonado en múltiples ocasiones.
A partir de 2010, se orientó gradualmente hacia el arte de protesta, como puede verse en este video que muestra su arte de protesta con cosplay en las calles de Hong Kong en 2014:
Como el espacio de libertad cívica se redujo aún más con la aplicación de la controvertida ley de seguridad nacional en 2020, se trasladó a Taiwán en 2021. Global Voices lo entrevistó para entender cómo el arte y la política pueden fusionarse y cómo es vivir en el exilio en una sociedad de habla china que también tiene sus propias amenazas de China. La entrevista fue en inglés por Zoom en Taiwán y ha sido editada por razones de estilo y brevedad.
Filip Noubel (FN): ¿Cómo defines el arte de protesta, y qué tan presente estpa en Hong Kong?
Kacey Wong (KW): No one wants to be an activist, and that includes me. My art was initially more socially oriented: I explored homelessness in Hong Kong, for example. But as the political pressure from Beijing started to increase, I felt this urge to preserve our rights and to resist.
This led me to an awakening about identity, nationality, relationship to the land we stand on. Slowly I entered political commentary through my art, using satire, cosplay such as in the Warning Squad project. For me it has been a decade of key events: From 2011 when Ai Weiwei was arrested in China, to the Hong Kong 2014 Umbrella Movement, and to the 2019 anti-extradition movement in Hong Kong, finally to 2021 when I moved from Hong Kong to Taiwan. I myself moved from civil to uncivil disobedience movements over that time, and found a new language that can be used everywhere, particularly when you look at the rise of the right in so many countries.
Kacey Wong (KW): Nadie quiere ser activista, y eso me incluye. Al principio, mi arte tenía una orientación más social: Por ejemplo, exploré el problema de las personas sin hogar en Hong Kong. Pero cuando la presión política de Pekín empezó a aumentar, sentí la necesidad de preservar nuestros derechos y resistir.
Esto me llevó a un despertar sobre la identidad, la nacionalidad, la relación con la tierra que pisamos. Poco a poco entré en el comentario político a través de mi arte, con sátira, cosplay como en el proyecto Warning Squad. Para mí han sido diez años de acontecimientos claves: desde 2011, cuando Ai Weiwei fue detenido en China, hasta el Movimiento de los Paraguas de Hong Kong de 2014, pasando por el movimiento contra la extradición de Hong Kong de 2019, y finalmente hasta 2021, cuando me mudé de Hong Kong a Taiwán. Yo mismo pasé de los movimientos de desobediencia civil a los de desobediencia incivil durante ese tiempo, y encontré un nuevo lenguaje que se puede usar en todas partes, sobre todo cuando se observa el auge de la derecha en tantos países.
Para leer más sobre las protestas de 2014, lee la cobertura especial de Global Voices: La revolución de los paraguas en Hong Kong
FN: ¿Qué puede logar el arte de protesta, a diferencia de otras narrativas de arte?
KW: Art works with emotions and can pinpoint any issue no matter how small, and magnify it, whereas traditional propaganda often stays on the surface, it doesn’t explore inner emotions. When I witness the downfall of my hometown Hong Kong, I experience complex emotions, art allows the individual and the viewer to strike a chord when facing the piece of art. For example, the song «Glory to Hong Kong» [Hong Kong's protest song that acts as a symbol of resistance to Beijing's erasure of all political freedoms], becomes therapy. In the end, art wins, we have the last laugh: Delacroix’s painting of «Liberty Leading the People«: hundreds of years later, the painting is still on the wall, while the regime of that time vanished. Art captures the spirit of the time and place.
KW: El arte trabaja con las emociones y puede indicar cualquier problema, por pequeño que sea, y magnificarlo, mientras que la propaganda tradicional a menudo se queda en la superficie, no explora las emociones internas. Cuando veo la caída de mi ciudad natal, Hong Kong, experimento emociones complejas; el arte permite a la persona y al espectador tocar una fibra sensible al enfrentar la obra de arte. Por ejemplo, la canción «Gloria a Hong Kong» [canción de protesta de Hong Kong que sirve como símbolo de resistencia a la represión de Pekín de todas las libertades políticas], se convierte en terapia. Al final, el arte gana, nosotros reímos los últimos: el cuadro de Delacroix «La libertad guiando al pueblo«: cientos de años después, el cuadro sigue en la pared, mientras que el régimen de entonces desapareció. El arte capta el espíritu de la época y el lugar.
En este video, Kacey Wong toca el himno de Hong Kong en el acordeón:
FN: ¿Por qué decidiste salir de Hong Kong? ¿Cuál es tu evaluación de la escena artística contemporánea en Hong Kong, dada la actual censura?
KW: In 2021, I did a projection of me staying in Hong Kong as a free artist. With the passing of the National Security Law, I would probably get arrested. Or I would self-censor to survive, and avoid sensitive and critical works. Amnesia kicks in over time. But I didn’t want any of that to happen to me, so I decided to relocate to Taiwan and to continue my advocacy. Two years later, all my projections alas, come true. Galleries and artists are self-censoring in Hong Kong. They also stop talking on social media and in public.
KW: En 2021, hice una proyección de quedarme en Hong Kong como artista libre. Con la ley de seguridad nacional aprobada, probablemente me detendrían. O me autocensuraría para sobrevivir, y evitaría obras sensibles y críticas. La amnesia aparece con el tiempo. Pero no quería que nada de eso me ocurriera, así que decidí irme a Taiwán y continuar con mi labor de defensa. Dos años después, todas mis previsiones, por desgracia, se han hecho realidad. Las galerías y los artistas se autocensuran en Hong Kong. También dejan de hablar en las redes sociales y en público.
Leer más: Por temor a ley de seguridad nacional, hongkoneses modificaron sus hábitos en medios sociales
FN: ¿Es fácil o difícil mudarse a Taiwán? ¿Cuál es el artivismo y la escena artística contemporánea, y Taiwán podría hacer más por los artistas, activistas y periodistas de Hong Kong?
KW: Personally, I am really grateful for Taiwan because it gave me a second chance to live [in the region]. I am indeed a political refugee. I came here via Taiwan’s Gold Card scheme, which solved a lot of problems. Other Hongkongers who go through the economic skills scheme, have to open a shop and hire Taiwanese citizens, it is a lot of money burning.
The fall of Hong Kong is like the fall of Sparta: we are fighting a giant and we cannot win, and we knew it. It is not about winning, it is about how gracefully you fall. I am warning the people of Taiwan: you don’t want to be another Hong Kong. I come to Taiwan because I know the next war will be here, now that the one in Hong Kong is over.
I found Taiwan was in a dream state before Nancy Pelosi’s visit in 2022, at least. I look at the equipment of the military here, the preparedness, and it worries me a lot. Regarding arts, I find contemporary Taiwanese artists are not like their predecessors in the '90s when they were very politically engaged after many years of oppression under the Kuomintang.
KW: Personalmente, estoy muy agradecido a Taiwán porque me dio una segunda oportunidad de vivir [en la región]. De hecho, soy un refugiado político. Vine aquí gracias al programa de la Tarjeta Dorada de Taiwán, que resolvió muchos problemas. Otros hongkoneses que se acogen al plan de capacitación económica, tienen que abrir una tienda y contratar a ciudadanos taiwaneses, es mucho dinero quemado.
La caída de Hong Kong es como la de Esparta: estamos luchando contra un gigante y no podemos ganar, y lo sabíamos. No se trata de ganar, sino de caer con elegancia. Advierto al pueblo de Taiwán: no queréis ser otro Hong Kong. Vengo a Taiwán porque sé que la próxima guerra será aquí, ahora que la de Hong Kong ha terminado.
Descubrí que Taiwán estaba en un estado de ensueño antes de la visita de Nancy Pelosi en 2022, por lo menos. Miro el equipamiento de los militares aquí, la preparación, y me preocupa mucho. En cuanto al arte, me parece que los artistas taiwaneses contemporáneos no son como sus predecesores de los años 90, cuando estaban muy comprometidos políticamente tras muchos años de opresión bajo el Kuomintang.
FN: ¿Cree que el arte de protesta chino está teniendo más reconocimiento y visibilidad fuera de Asia?
KW: Self-inflicted amnesia is one of the results of authoritarian regimes. But one other aspect is that people who move from such a country to a free society do not always embrace freedom. Because Chinese authorities act as gangsters: they kidnap, threaten families and friends. I have witnessed this in Taiwan among certain Hong Kongers. For me, I realized I would never return home unless “Glory” once again descends upon Hong Kong. I made this decision consciously even before leaving Hong Kong, because it died long ago.
KW: La amnesia autoinfligida es uno de los resultados de los regímenes autoritarios. Pero otro aspecto es que la gente que pasa de un país así a una sociedad libre no siempre adopta la libertad. Porque las autoridades chinas actúan como pandilleros: secuestran, amenazan a familiares y amigos. Lo he visto en Taiwán entre algunos hongkoneses. En mi caso, me di cuenta de que nunca volvería a casa a menos que la «gloria» volviera a descender sobre Hong Kong. Tomé esta decisión conscientemente incluso antes de dejar Hong Kong, porque ya murió hace mucho tiempo.
FN: ¿Cuál es la relación entre arte y guerra?
KW: I think everyone is learning from Russia’s war in Ukraine, including the Chinese Communist Party (CCP). I wished the Taiwanese government learnt more about asymmetrical warfare. My experience in Hong Kong was about urban guerilla warfare, but in a way, my survival depends on global geopolitics. Contemporary warfare is based on missile bombings, not seeing the enemy, and we must prepare for that through civil defense groups teaching emergency rescues — a course I attended, because there is a difference between being anti-war and anti-invasion. The other way to prepare is through the arts, which is what I do, including in my upcoming exhibition called «Battlefield Apocalypse» that will be shown in October Taichung, in Taiwan, where I live.
KW: Creo que todo el mundo está aprendiendo de la guerra de Rusia en Ucrania, incluido el Partido Comunista Chino. Ojalá el Gobierno taiwanés aprendiera más sobre la guerra asimétrica. Mi experiencia en Hong Kong fue sobre la guerra de guerrillas urbana, pero en cierto modo, mi sobrevivencia depende de la geopolítica mundial. La guerra contemporánea se basa en bombardeos con misiles, no en ver al enemigo, y debemos prepararnos a través de grupos de defensa civil que enseñan rescates de emergencia –curso que tomé porque hay una diferencia entre estar contra la guerra y contra la invasión–. La otra forma de prepararse es con el arte, que es lo que yo hago, incluso en mi próxima exposición titulada «Apocalipsis en el campo de batalla», que se mostrará en Taichung, en Taiwán, donde vivo.