Abril fue un mes particularmente sombrío para la asediada comunidad étnica hazara en la ciudad pakistaní de Quetta.
Todo comenzó con el asesinato de Nazar Hussein, taxista de la ciudad. A finales de abril, a dos hazaras les dispararon en sus tiendas de electrónica en otro ataque sectario. En total, la comunidad sufrió cuatro «asesinatos selectivos» durante el mes. Los homicidios desencadenaron varias protestas, sobre todo la huelga de hambre de una mujer que la terminó cuando varios huelguistas se reunieron con Qamar Javaid Bajwa, the Army's Chief of Staff.
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Con esos antecedentes, la decisión del juez supremo de Pakistán de emitir una declaración sin precedentes de propia iniciativa fue significativo y muy bien recipor los miembros de la comunidad.
Según dijo el juez Mian Saqib Nisar el 11 de mayo, los asesinatos equivalen a una «limpieza étnica».
«No tenemos palabras para condenas las muertes de los hazaras”, dijo Nisar, antes de agregar: «Debemos proteger las vidas y propiedades de [las personas] de la comunidad hazara».
Appreciate the sou motu notice of CJP on hazara comunity target killing Quetta
— Sabahat (@Sabahat19766450) May 3, 2018
Un muuuuuy buen comienzo. Pero es un comienzo con un largo camino por delante. Nuestros hazara pakistaníes necesitan seguridad y protección de esta ola de muertes selectivas.
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Apreciamos la declaración de propia iniciativa del juez sobre las muertes selectivas de la comunidad hazara en Quetta.
Finally voice of Hazara people heard. Army chief gives them assurance of security and safety. While Chief Justice Of Pakistan takes notice of the killing of Hazara people. Took us several years. Extremely shameful
— Hassaan Niazi (@HniaziISF) May 2, 2018
Finalmente, escuchan la voz de los hazara. El jefe del Ejército da garantías de seguridad y protección. El juez supremo toma nota de las muertes de los hazara. Nos tomó varios años. Una vergüenza extrema
¿Cambiará algo?
La declaración del juez supremo significa que diversas autoridades de Baluchistán, región oriental de Pakistán donde está ubicada la ciudad de Quetta, debe ahora enviar informes de las muertes a la corte.
Por el momento, no queda claro si esto llevará a cambios positivos. El control del Gobierno central sobre Baluchistán ha sido débil desde hace tiempo. Igual que la voluntad política para proteger a los hazara.
En los últimos 15 años, 190 ataques han cobrado la vida de 1,500 hazara, y más de 3,500 han quedado heridos en una campaña sostenida de ataques y bombardeos selectivos en todo Baluchistán, según Daily Times. El ataque suicida con bomba más letal contra los hazara fue en enero de 2013, cuando murieron más de 96 personas en un salón de billar. Un mes después, 84 personas murieron en un ataque en un atestado mercado de verduras a donde concurren mayormente miembros de la comunidad hazara. Los han matado en mezquitas, mercado, clubes de billar, calles, en todos lados y en cualquier momento.
La serie de bombas, ataques suicidas y asesinatos selectivos han forzado a la comunidad a vivir en dos enclaves fuertemente protegidos en dos lados de la ciudad: Hazara Town y Mari Abad. Human Rights Watch se refirió a esta tendencia como “guetización” en su informe de junio de 2014, y agregó que ‘no hay ruta, recorrido de compras ni traslado a la escuela o trabajo que sea seguro’.
Ante el temor de mayores atrocidades y con pocas oportunidades en el país, 70,000 de los 900,000 hazara que se estima viven en Baluchistan han emprendido una precaria ruta migratoria en búsqueda de una vida mejor y más segura.
En el viaje por el océano a Australia cientos han muerto ahogados en el camino.
Lashkar-e Jhangvi, grupo militante extremista suní deobandi, ha reivindicado responsabilidad de la mayoría de los ataques contra los hazara en Baluchistán, junto con Pakistan Tehrek-e Taliban (TTP), Jaishul Islam y Sepeh-e Muhammad. En años recientes, el llamado Estado en Khorasan (IS-K) también ha reivindicado ataques.
Para esos grupos, es la abrumadora adherencia de los hazara al islam chiíta lo que los convierte en herejes que merecen ser masacrados.
La comunidad hazara en Pakistán está en el país desde la década de 1880, después de migrar del vecino Afganistán.
A los hazara que se quedaron en Afganistán no les ha ido mejor. Desde 2015, el llamado Estado Islámico de Khorasan (IS-K) ha orquestado al menos 19 grandes ataques contra los hazara, con un saldo de 544 muertos y más de mil heridos. La comunidad fue blanco de los talibanes, dominado por personas de etnia pastún y fundamentalmente antichiítas.
El Gobierno en Kabul se ha limitado a “condenar en los términos más enérgicos” esos ataques. Mientras tanto, la discriminación del propio Gobierno contra los hazara, particularmente en educación y empleo. fue señalada en un reciente informe del Departamento de Estado de Estados Unidos.
Con el aparentemente imparable aumento de grupos militares sectarios en Afganistán y Pakistán, proteger los derechos de los hazara tomará tomará una fuerza y voluntad que ni Kabul ni Islamabad han mostrado en el pasado.