La noche del 30 de diciembre de 2018, un fuego de «origen aún desconocido» arrasó las oficinas de Kingston del Foro de Jamaica para Lesbianas, Todosexuales y Gays, conocido con el acrónimo de J-FLAG. La organización, que empezó su actividad en 2012, se define como la «principal organización de derechos humanos y justicia social que trabaja por lesbianas, gays, bisexuales y personas transgénero en Jamaica».
En una declaración luego del incidente, J-FLAG tuvo cuidado de no sacar conclusiones apresuradas sobre posibles causas del incendio. Reconoció el «daño y destrucción del edificio», agradeció a quienes atendieron la emergencia por su profesionalismo y expresó su gratitud pues no hubo víctimas.
Tres días después, el 3 de enero de 2019, el grupo publicó una actualización en Facebook que aunque las autoridades «continúan» con sus investigaciones, aún no han podido determinar la causa del siniestro:
The police have assured us that they are treating the issue as a priority and will ensure the investigation is done thoroughly and [in a] timely manner.
La policía nos ha asegurado que le están dando prioridad a este asunto y que se asegurarán de que la investigación se haga minuciosamente y de manera oportuna.
El edificio que J-FLAG ocupaba era antiguo, por lo que algunos cibernautas se preguntan si el cableado eléctrico obsoleto no habrá sido un factor que llevó al incendio. En el contexto de los antecedentes de Jamaica sobre los derechos de los gays, muchos usuarios de medios sociales reaccionaron a la noticia con expresiones de solidaridad.
Hubo un alta incidencia de especulación, teorías de la conspiración y comentarios desagradables o intolerantes sobre el incidente. Como sociedad muy conservadora y cristiana, Jamaica suele ver la igualdad de derechos, como el matrimonio entre homosexuales, con algo religioso. Las sugerencias de que el incendio del J-FLAG fue un acto de Dios fueron comunes, y provocaron cierta resistencia:
If burning down JFLAG was a fish fry would setting fire to the houses of homophobes, rapist and misogynists be considered a dumpster fire then? Or is that form of arson not festive enough for you?
— beacon of black excellence ?? (@briebisasor) January 2, 2019
Si el incendio de JFLAG era importante, ¿incendiar casas de homofóbicos, violadores y misógnios sería quemar basura? ¿O esa forma de incendio no es suficientemente festiva para ustedes?
Muchos expresaron lo que vieron como hipocresía religiosa:
Christians dense enuh… dense bad. How can you laugh at comments re JFLAG Fire and think that’s ok??? That’s effed all the way up.
— Annissa (@onenewsound) January 2, 2019
Los cristianos son densos… muy densos. ¿Cómo pueden reírse de los comentarios sobre el incendio de JFLAG y pensar que está bien? Eso está muy mal.
I just saw a «former» lesbian turned married Christian post one of the most distasteful comments on the burning down of the JFLAG fire. And said it was her fave. Oh how quickly we forget where we come from. This is why Christianity will continue to lose people.
— Azuri (@zuribellaella) January 2, 2019
Acabo de ver que una «exlesbiana» convertida en cristiana publicó uno de los comentarios ´s desgradables sobre el incendio de JFLAG. Dijo que fue su favorito. Qué rápido nos olvidamos de dónde venimos. Es por eso que el cristianismo seguirá perdiendo gente.
Ese lado feo de la blogósfera jamaicana hizo que Annissa sugiriera en Twitter:
The importance of safe spaces cannot be understated. Jamaicans have really showed their ass in response to the JFLAG Fire.
— Annissa (@onenewsound) January 2, 2019
La importancia de lugares seguros no se puede subestimar. Los jamaicanos han mostrado su lado más feo al responder sobre el incendio de JFLAG.
No es de sorprender que el reciente regreso de Buju Banton, estrella de dancehall que cumplió condena en Estados Unidos por delitos de drogas, llegó a la mezcla debido a «Boom Bye Bye», antigua canción que defendía la muerte de homosexuales, pero esas insinuaciones fueron dejadas de lado rápidamente. Burlonamente, Garvey Marcus publicó en Facebook:
I can bet JFlag[‘s] head office was set on fire by a jealous gay man out of revenge, or maybe they're saying it [was] Buju Banton.
Apuesto que la oficina principal de JFlag la incendió un tipo celoso por venganza, o tal vez estén diciendo que fue Buju Banton.
En Twitter, Glenda the Good Witch agregó:
Me just love how the comments about the fire have implicated Buju, assumed arson, blamed JFLAG for starting it for attention and assumed a major aggressive response all in one sweep.
Jamaicans create problems then get mad about them.
— Glenda the Good Witch (@GlenDivo) January 2, 2019
Me encantó cómo los comentarios han insinuado que Buju provocó el incendio, culpan a JFLAG por haberlo iniciado para llamar la atención y asummieron una enorme respuesta agresiva a la vez.
Los jamaicanos crean problemas y luego se molestan por eso.
La falta de datos no ha detenido la especulación en línea. Pero cuando se trata de igualdad para ciudadanos LGBTQIA+, el Caribe en conjunto hizo grandes progresos en 2018.
En abril de 2018, Jason Jones, activista de derechos de los gays trinitense, ganó la demanda contra el Estado, en la que solciitaba que se declararan «inconstitucionales» las secciones 13 y 16 del capítulo 11:28 de la ley de delitos sexuales del país, que penaliza el sexo anal entre adultos que dan su consentmiento.
J-FLAG fue una de las organizaciones que celebraron esa sentencia de Trinidad y Tobago, con la esperanza de que podría ayudar a iniciar el cambio en Jamaica. La reacción de los cibernautas jamaicanos a la resolución fue diversa –algo sorprendente si se considera que Jamaica organizó con éxito su primer desfile del orgullo gay en 2015. Tres años después, siguieron varios territorios regionales, en algunos el sexo anal sigue siendo un delito: Guyana realizo su primer desfile del orgullo gay en junio de 2018, Trinidad y Tobago y Barbados en julio de 2018.
El incendio de las oficinas de J-FLAG son un revés para la principal entidad defensora de derechos LGBT en Jamaica. El grupo ha perdido patrimonio significativo y fundamentales para su trabajo, como computadores, archivos y otros equipos.
Sin embargo, J-FLAG ha prometido comunicar a sus seguidores cómo el cambio de local puede afectar sus programas, y asesorar en el apoyo que la organización necesitará para que las operaciones continúen.
Gran parte de los recursos financieros de J-FLAG vienen de organizaciones extranjeras y del exterior, así que hay esperanzas de que esta red ayude a la recuperación del gruipo. Mientras tanto, el personal planea trabajar en línea hasta que encuentren otro local.
A comienzos de enero, las investigaciones continuaban. Independientemente del resultado, J-FLAG supuso:
2019 is the year of rebuilding. Rebuilding partnerships, programmes and strategies. […]
Looking forward to the support of the LGBT community at home and in the diaspora as we rebuild.
2019 es el año de reconstruir. Reconstruir sociedades, programas y estrategias. […]
Esperamos con ansias el apoyo de la comunidad LGBT en casa y fuera mientras reconstruimos.